Respuesta a "Pegar o No Pegar" (por Red Rum)

Foro A Galopar & Turfinternet, 21/06/2004


Amigo Arifán.

Desde la publicación de este educativo artículo sobre el siempre polémico uso del látigo he querido, si no responderte, al menos, dar otra opinión relativamente contraria a la tuya, o más bien, más amplia sobre el tema del que tratas.

Mientras tu opinión se remite exclusivamente al ámbito nacional actual, la mía estará basada en el ámbito internacional e histórico, por llamarlo de alguna manera, la contrapartida.

Particularmente no conozco como tú las interioridades de los caballos a los que haces mención en tu escrito, así como el número de carreras que has visualizado para ello, y por lo tanto no voy a entrar a valorar los porcentajes que manejas.

Mi opinión es “visual”, a secas, y por ende, seguramente, menos precisa que la tuya.

Sabemos que en las Islas existe un código estricto sobre el uso del látigo en carrera. Creo recordar que el número máximo de fustazos que puede asestar un jockey a su montura es de 11. No se si el número sigue vigente, pero sí que a partir de esa cantidad los jueces hípicos británicos aplican una serie de multas, hasta llegar a la suspensión. Sin embargo, en el resto de países con un nivel hípico “superior”, llámense Francia, Italia o Alemania dicha regla no existe. Hace ya tiempo que los jinetes británicos presionan a su Jockey Club para suavizar dicha regla, norma o como queramos llamarla, pero el Jockey Club no cede, algo que, pese a la desventaja de estos jinetes frente al resto, yo aplaudo. ¿Porqué?, porque creo y pienso que estos profesionales de primer nivel deben saber administrar el castigo a sus monturas, ya que un jockey está preparado principalmente para transmitir toda su fuerza física y mental al caballo a base de empujar.

Sin embargo, pese a esta postura no soy contrario al uso del látigo, ni mucho menos. Mas bien creo, porque lo he visto, que existen caballos que necesitan de dicho estímulo extra para dar su verdadero valor. Comentas en tu artículo; “conozco a pocos caballos que siendo exigidos con las manos decidan relajarse a mitad de recta”. Sin embargo, he de decirte que yo sí, y muchos. Porque, y seguro que lo sabes, existe cantidad de caballos que sí deciden relajarse al verse delante, o bien, otros que pueden pero no quieren pasar. Porqué hay multitud de caballo que “deciden”. Otra cosa sería que pegar a un caballo que está flotando (cansado) no sirve de nada en muchos casos, pero cuando hablas de decidir, yo te contesto que sí, hay muchos caballos que deciden, porque piensan.

Luego, también, entramos en un terreno abonado a las opiniones con sentido, muchas personales, sobre los jockeys. Porque para pegar, hay que saber pegar, hay que saber cuando pegar y donde pegar. Me remitiré por ello a un ejemplo bien conocido mundialmente como fue Lester Piggott. Pero además espero ser capaz de poner ejemplos sueltos, caballos distintos y jinetes distintos.

Sobre Lester rescataré unos cuantos ejemplos, sabiendo que posiblemente mucha gente no haya podido ver las carreras o los caballos sobre las que trataré. Para empezar me remitiré a los famosos Derbis de 1.972 y 1.977. En el primero de ellos Lester pilotó al pequeño Roberto que durante la mitad de la recta de Epsom se partió la cara con Rheingold (magníficos tiempos aquellos). Pues bien si te digo que a Rheingold no le asentaron un solo palo y perdió la carrera por menos de una nariz, mientras que Roberto fue fustigado repetidamente desde el inicio de la cuesta arriba, ¿qué pensarías?. Nadie podrá saber jamás si Roberto hubiera aguantado la lucha contra el monstruo de Rheingold durante tantos metros sin recibir aviso alguno, como tampoco sabremos si Rheingold hubiera forzado aún más si su jockey lo hubiera fustigado en alguna ocasión, pero en los libros de historia del Turf quién ganó aquel Epsom Derby fue Roberto y muchos creen que fue realmente Piggott y su maravillosa monta quienes ganaron el Derby. En mi opinión, un caballo tan pequeño contra otro tan grande puede llevar a abandonarse en la terrible lucha que mantuvieron durante tantos metros. Mientras, 5 años después, Lester se subía a The Minstrel, un caballo campeón a la edad precoz que no había conseguido reproducir aquella forma hasta aquel día. En esta ocasión la oposición corrió a cargo de Hot Grove con la monta de Willie Carson, ahí es nada. Durante TODA la recta Hot Grove se hizo fuerte a los palos mientras que The Minstrel le perseguía sin poder darle caza, hasta que el brazo de Lester se puso en funcionamiento e inició una serie de latigazos “maravillosos” que acabaron con la resistencia de… The Minstrel el cual cazó a falta de 50 metros de Hot Grove. Carson resumió aquella carrera en un enfatizado “¡¡¡ he got me !!!. Aquí el que podía pero terminaba de pasar fue The Minstrel, y gracias al postrero trabajo de Piggott con el palo, el caballo terminó dando todo su valor. Otra monta pletórica, siempre con el palo como protagonista, fue aquella del St. Leger de 1.984, a lomos de Commanche Run. Doncaster es el hipódromo con más toboganes de Inglaterra, y ello junto a los 2.900 metros, convierten el St. Leger en una de las carreras más duras del circuito británico. Lester hizo la carrera en punta con Comanche Run, y al llegar a la recta se le pegan a medio cuerpo Baynoun, con Steve Cauthen (Triple Crown winner con Affirmed) y Shernazar. Pues Lester siguió aguantando en la interminable recta de Doncaster hasta falta de 400 metros, y después de despertar al caballo con los brazos (montó con una fisura en la mano y su correspondiente célula), sacó el látigo para terminar aguantando ese medio cuerpo en la meta sobre Baynoun. Una muestra de cómo usar el látigo ante los inconvenientes físicos.

Recuerdo en España a un prometedor hijo de Shareef Dancer llamado Rudolph que en el hipódromo de La Zarzuela, sobre, no recuerdo bien, una maiden, se fue a ganar por 2 o 3 cuerpos, pero a falta de 100 metros de paró, y su jinete tuvo que atizarle para que volviera a arrancan hacia delante (igual fue Rossi). Este año he visto una carrera, entre otras, en Francia, Prix de L’Avre en la cual Soumillon montó al prometedor Ange Gardien, mientras Stevens lo hizo a lomos del tordo Reefscape. Pues en la recta Soumillon fue derechito con Ange Gardien a ganar, mientras que Stevens tenía que luchar con Reefscape para mantenerlo derecho y a base látigo este se puso serio y terminó ganando por un cuello la carrera. Soumillon ni siquiera tocó a Ange Gardien. El mismo Bago, y no vale decir que reaparecía, tuvo que ser fustigado en 2 o 3 ocasiones para terminar ganando por 4 cuerpos. ¿Por qué?, pues seguramente para que espabilara, para decirle que la cosa iba en serio. También hubo un Epsom Derby, siento poner esta carrera como ejemplo de casi todo pero me “tira” mucho, de infarto. Nos situamos en 1.997, un lote regular, tirando a majo. Benny The Dip a la punta con la monta de Willie Ryan y Silver Patriarch al fondo del pelotón con otro genio de jinete, también con la fusta, Pat Eddery. Pues Ryan se “escapó nada más iniciarse la recta de Epsom, mientras que el patriarca, o como lo bautizó Savater, la “gran ballena blanca” tuvo que ser fustigado en varias ocasiones para “desperezarse”. También Benny The Dip recibió lo suyo, y probablemente se hubiera abandonado si Ryan no hubiera continuado con la lección (sin decir con esto que es un gran jockey), pues la recta se le hizo interminable mientras que “white dick” se zampaba cuerpos como galletes. Ryan logró que su montura llegara al menos igualado a la meta, y así obtuvo la victoria.

Ver como a mitos del turf, Dancing Brave, Mill Reef, Niinsky (un ejemplar ejemplo sobre lo contrario) o Brigadier Gerard, sin orden, les pegaron en su vida de competición me demuestra que existen esas ocasiones en que al campeón hay que avisarle, hay que estar presto a la batalla, no se trata de cambiar de marcha, pues probablemente no lo hagan más rápido, ¿o sí?, se trata de no abandonarse en el esfuerzo, de dar el máximo que puede más tiempo, de obligar a pasar, de desperezar al caballo, que no se aburra, o que no se arrugue, que no se acueste, no se venza. Un montón de factores. Y esto sólo hablando de campeones, caballos de otra “pasta”. ¿Te imaginas si esta charla se tratase de caballos de handicap?.

Un abrazo.