ATTRACTION o el poder del simulcasting global (parte 1 de 2)
(por Almazy)

Foro A Galopar & Turfinternet, 25/06/2004


Nos encontramos en unos tiempos en los que la industria del turf en España va a tener una segunda oportunidad de echar a caminar. El símbolo de este nuevo período será la reapertura del hipódromo de La Zarzuela. Estamos en una época trascendental que exige una intensa reflexión sobre las tendencias actuales de nuestra industria en el mundo.

Uno de los peligros más grandes va a ser el de comenzar por modelos del pasado inapropiados para nuestra peculiarísima realidad actual. Buscar como objetivo la resurrección de una QH nacional con fuerte apoyo televisivo sería no tener en cuenta lo que ha cambiado la sociedad española y la televisión en estos últimos 20 años. Aquel apoyo televisivo de los años 80, hoy es absolutamente imposible. Pero incluso la retrasmisión de una sola carrera soporte de una apuesta nacional difícilmente sería factible en una de las cadenas nacionales (TVE,A3 y T5). Su cuota de pantalla sería tan baja que no tardaría ni dos meses en abortar, salvo el pago de una cantidad astronómica. Tenemos que recordar que en Francia, un país en el que la carrera soporte de la popularísima apuesta Tiercé-Quinté que durante décadas fue retransmitida en directo por la televisión nacional francesa, hoy pertenece a la programación de Canal Plus Francia, canal de pago.

Otro posible error sería el pensar que un modelo nacional tipo el PMU francés sería la solución a nuestras necesidades. En este punto hay que tener muy en cuenta el fallido experimento de E-Quiniela en Andalucía, que se movía con parámetros similares a los de PMU, si bien bastante caricaturizados. Un modelo nacional como el de PMU no valdría para España porque esa red nacional francesa nació sobre una homogénea masa social que giraba alrededor de los innumerables hipódromos franceses. PMU nació con el objetivo de vertebrar un mercado ya existente a lo largo y ancho del país galo desde hacía muchas décadas. En cambio casi todo nuestro territorio nacional carece de mercado, salvo Guipúzcoa, Sevilla, Madrid, Málaga y recientemente Canarias. En mi opinión la tarea de dar a conocer y promocionar las carreras de caballos en toda España sería una labor condenada a un seguro fracaso de tan hercúlea. El inicio de un proyecto nacional dispersaría las muy necesarias energías requeridas para acometer la resurrección de las diezmadas aficiones de Guipúzcoa y Madrid, el mantenimiento y ampliación de la pequeña pero selecta afición sevillana, la consolidación del turf costasolense y un lanzamiento serio del novísimo turf canario, el cual, de manera similar al malagueño, lleva dentro un enorme potencial.

Frente a gigantescos objetivos nacionales de corte napoleónico sugiero el construir con solidez sobre los pequeños cimientos que poseemos: los hipódromos de La Zarzuela, Mijas, Lasarte, Pineda, Dos Hermanas, Santa Lucía y sus pequeñas masas sociales. Tanto el todavía embalsamado turf madrileño, como el agónico turf guipuzcoano, el añejo y también juvenil turf andaluz, y el lactante turf canario, necesitan dar un gigantesco paso hacia delante y saltar de un concepto del turf propio de los años 1930-1970 al ultra-contemporáneo concepto del turf como una industria cuyo mercado y sus bases económicas son cada día más y más globales.

Tenemos que tomar conciencia de que esta es la última oportunidad que se le da a las carreras de caballos en España. Si esta vez fallamos los hipódromos españoles pasarán definitivamente a las historia y nuestro turf será estrictamente de simulcasting y juego internacional. Nuestro amor por nuestros hipódromos no nos tiene que cegar ante la evidencia de que, aquí y ahora, las carreras de caballos de nuestros hipódromos son difícilmente vendibles a un público nuevo. En lo que concierne a lo puramente deportivo-turfístico nuestras carreras actualmente son casi un saldo y sólo serían vendibles como base para descubrir ese juego tan apasionante que es el de las apuestas a las carreras de caballos. El punto central de esta revolución modernizadora, en lo que hay que centrar todos los esfuerzos, es en saber vender bien la intensa y apasionante diversión que puede llegar a ser el juego de pronosticar y apostar a las carreras de caballos. A los aficionados que desertaron hay que hacerles regresar por medio de una nuevo producto y una calidad de servicio que los sorprenda.

Imaginemos a un antiguo aficionado madrileño que finalmente hace bastantes años tiró la toalla y se divorció de su pasatiempo predilecto. Imaginemos que junto a la noticia de que han abierto La Zarzuela se entera de que también se ha inaugurado en la zona metropolitana de su ciudad el primer Turf-Club-Bar-y-Agencia de apuestas La Zarzuela. Un moderno local, bien decorado, con buen servicio hostelero, con numerosas mesas, monitores de televisión y taquilla de apuestas a las carreras internacionales del día y a los programas mixtos con las nacionales los fines de semana. Imaginemos que nuestro resucitado aficionado madrileño, tras ser informado, se encuentra con ATTRACTION en los cajones de salida de Royal Ascot, invicta en sus 7 carreras, dispuesta a conquistar un insólito hat trick de grupos 1. Al ver el espectacular poderío de ATTRACTION, al asistir a la encarnación en una bellísima potranca del concepto de suprema velocidad natural, nuestro retornado volverá para siempre a su pasatiempo favorito. Volverá prisionero de la irresistible atracción que las cumbres deportivas del turf global encierran tanto para aficionados viejos y nuevos como para neófitos. El caballo cumbre, el crack planetario, los BEST MATE, SMARTY JONES y las ATTRACTION son el mejor director de marketing de la industria. Si hace unas semanas SMARTY JONES fue capaz de arrastrar a Belmont Park 120.000 personas, este crack americano seguro que lograría reunir en esos necesarios Turf-Club-Bar y Agencias Zarzuela a esos 1.000 aficionados-jugadores-diarios tan urgentes para el turf madrileño.

Propongo por lo tanto dos ejes de gestión básicos para este nuevo ciclo: Por un lado vender el turf como la sofisticadísima actividad deportiva que realmente es, dando a conocer a los cracks planetarios en esos Turf-Club-Bar-y-Agencia en los que impere una gran calidad de servicio, locales a los que den ganas de volver por su cuidado del detalle, buena imagen y diversión garantizada, dirigidos por profesionales de la industria del juego. De otro lado centrar todos los esfuerzos en una campaña de divulgación de los apasionantes placeres que conllevan las apuestas a las carreras de caballos.

Nosotros los aficionados sabemos que el handicaping, el arte de predecir los caballos ganadores, no es para nada una lotería pronosticable sino un sofisticado arte intelectual. En mi opinión el concepto de lotería pronosticable es muy norteamericano en el sentido de que en los EEUU, país en el cual las loterías, tradicionalmente prohibidas, son un fenómeno relativamente nuevo y de gran éxito, es arrimar la sardina en decadencia (las carreras de caballos) al ascua del juego de moda (las loterías).

Pero la situación en España es la opuesta, ya que las loterías son el juego tradicional y predominante cuyo mercado lleva años estancado o a la baja, un mercado aburrido y agotado que está pidiendo a gritos novedades. En España, el reino de las loterías, las carreras de caballos sólo podrán conquistar su espacio poniendo énfasis en su radical diferencia respecto a las loterías.