Liberalización del Juego en España (por Louisville)

Foro A Galopar & Turfinternet, 29/06/2004


Por la apatía aparente que denota el proyecto de La Zarzuela en cuanto a buscar la solución que defines como “formulación que esté ampliamente amparada políticamente, lo que dará todas la garantías de las inversiones privadas en esta industria del turf,” desde luego que coincido en que el supuesto relanzamiento del hipódromo madrileño surge a raíz de la candidatura olímpica de la capital de España, que no del hecho de que la actividad del turf lleve varios años intentando levantar cabeza en otros puntos del territorio nacional.

No obstante, independientemente de los fines que motiven la eventual reapertura de La Zarzuela, no cabe duda de que tendrá un impacto importante en el sector del turf en España aunque sea de forma coyuntural y temporal aunque sólo sea por la mayor oferta de dotaciones para los caballos entrenando actualmente en el país.

Aún así, coincido nuevamente en que la solución no está en iniciar más proyectos de hipódromos. Que conste que el que suscribe hace tiempo que mantiene la postura de que el espectáculo de las carreras en vivo es un lujo para el que hay que conseguir un mecanismo de financiación que lo haga lo menos ruinoso posible para sus protagonistas: propietarios y preparadores.

Pero no deja de ser un lujo cuando podría perfectamente importarse eventos hípicos de calidad del extranjero y apostársele en fondo común para mayor satisfacción del público apostante: más dinero en juego. Un lujo también porque no hay razón para que un propietario español corra en España sin recuperar un cincuenta por ciento de su inversión, que viene a ser el mínimo razonable en los mercados donde le turf está más desarrollado.

El proceso lógico a seguir sería que el Estado liberalizase la explotación privada del juego a los caballos, igual que lo ha hecho para las susodichas salas de bingo citadas, pues por mucho empleo que generen, tampoco dejan de ser explotaciones privadas al igual que lo sería un “Turf Club Bar Agencia La Zarzuela” operado por nuestro contertulio Almazy.

Liberalizada la explotación de apuestas mutuas, los hipódromos españoles tendrían una franquicia para subsistir. Que actualmente no lo va a permitir el LAE, pues no lo voy a negar porque el primer sorprendido fui yo cuando vi su 10% de participación en la nueva sociedad formada por SEPI. Repito: ante la visible apatía para acometer el problema de resolver la apuesta mutua intercomunitaria y con fondos comunes mayores, podría entenderse que la actuación de LAE al participar en La Zarzuela fue más bien defensiva que promotora.

Luego están las demás franquicias del sector del juego en nuestro país, algunas con mayor solera y tradición que otras, pero a fin de cuentas tan bien establecidas que no resulta fácil visualizar un mercado del juego liberalizado donde la apuesta mutua a los caballos en fondos comunes grandes se codea con lo que siempre ha jugado el público español. Pero ya está ocurriendo. Cada vez se juega más por Internet y por teléfono. Y no es un fenómeno únicamente español, ni mucho menos, sino que todas y cada una de las empresas tradicionales del juego están sufriendo en mayor o menor medida el efecto del “account wagering” foráneo y del juego por Internet.

¿Que a LAE por el momento le da igual? No lo niego. ¿Que hay una oposición importante a la liberalización del juego por parte de los grupos más establecidos e influyentes, tanto estatales como privados, del sector (entiéndase Bingos, Casinos, fabricantes y operadores de máquinas de juego, etc.)? Por supuesto. Entonces se diría que es inútil esperar a que el mercado se liberalice, ¿no? Pues no necesariamente.

Antes o después, llegará el momento en que el sector se liberalizará por sí solo, y sospecho que paradójicamente será a nivel autonómico; salvando precisamente el mayor obstáculo al que se enfrenta ahora una explotación “nacional” de la apuesta hípica. De hecho ya sucede en varios locales de la Costa del Sol y la Costa Blanca, donde se venden ilegalmente apuestas hípicas de dividendo sobre carreras extranjeras. ¿Alguna vez les han intervenido la operación las autoridades? Lo dudo. ¿Qué tienen de diferente estos locales clandestinos de un individuo que juega por Internet desde su casa con una cuenta de Betfair? Muy poco, la verdad.

Entonces ¿qué debería ocurrir? Por el modo de actuar de los responsables de Apuesta Mutua Andaluza, Fomento de San Sebastián y la nueva sociedad Hipódromo La Zarzuela, podría decirse que el denominador común, en cuanto a la apuesta mutua se refiere, es su condicionamiento por el marco legal vigente en materia de comercialización de apuestas. Huelga decir que a nivel autonómico “en todas partes se cuecen habas,” y no menos cuando se trata de la explotación del juego, pero cabría estudiar la posibilidad de autorizar a nivel autonómico una explotación privada de apuestas mutuas sobre carreras de caballos empleando la mejor tecnología para maximizar su atractivo comercial. Es decir, ¿podrían venderse apuestas en fondo común sobre carreras extranjeras? ¿Podría hacerse con la excusa de promover el sector hipódromo local en las CC.AA. donde lo hubiera? ¿Alguien ha estudiado esta posibilidad? ¿Algún partido político la ha promovido?

Salvar este primer obstáculo suscitaría muy posiblemente la reacción inesperada de uno de los citados grupos inicialmente opuestos a potenciar el sector hipódromo: los fabricantes y explotadores de máquinas de juego. Actualmente estoy presenciando un proyecto de incorporación de máquinas de juego en los 650 locales de apuesta externa de un hipódromo extranjero con recaudación anual de $250 millones en apuestas mutuas. Cada día llama un fabricante y explotador nuevo para presentar su candidatura a operar el sistema, pues a ellos les interesa el proyecto tanto como al hipódromo. Cuando Bugsy Siegel fundó el casino “Flamingo” en pleno desierto de Nevada en 1946, no tardó en demostrarse que las distintas formas de juego pueden ser complementarias y nació Las Vegas. Si el producto es atractivo, todo depende de la presentación.

En 1995 Delaware Park habilitó una planta entera del hipódromo con cientos de máquinas de juego. El local, muy bien acondicionado, tiene acceso independiente y se puede acudir al hipódromo sin ver una sola máquina, pero los ingresos generados no tardaron en verse: aumentó la dotación de premios de las carreras en vivo en un 212%.

Por contrapartida, en Churchill Downs no habían logrado que el estado les aprobase las máquinas de juego y en cambio su presidente Thomas Meeker decidió sacar adelante un ambicioso proyecto de adquirir un hipódromo de trotones local en quiebra y, aprovechando su localización en Louisville, sede del mítico Kentucky Derby, acondicionarlo como pabellón de simulcasting y recuperar la pista como centro de entrenamiento para purasangres.

Conscientes de las limitaciones de no poder ofrecer apuestas deportivas ni máquinas de juego, Churchill Downs apostó fuertemente por el “full-card” simulcasting, o transmisión simultánea de carteles de carreras completos de los principales hipódromos del país, construyendo el pabellón “Sports Spectrum” (actualmente “Trackside”) de 7.400 m2 que costó $15 millones en 1992. Este centro de simulcasting no tardaría en establecerse como modelo a seguir para muchos hipódromos americanos. Incorpora 300 monitores de TV, 60 pantallas grandes, y además el “Whirlaway’s”; un impresionante local para apostantes serios, equipado con pantalla gigante central rodeada de un mosaico de 24 pantallas, cada una con su respectiva señal de carreras; servicio de hostelería y rematado con una barra de 20 metros de largo.

En el “Trackside Kentucky,” como en cualquiera de los otros 11 establecimientos de la red Trackside, se puede apostar en fondo común a los principales hipódromos del país; concretamente durante los 280 días del año que no hay carreras en vivo en la ciudad de Louisville. Cuando la nieve cubre la pista de Churchill Downs y los mejores purasangres del país compiten en Florida y California, el Trackside recibe a la afición local. De cada apuesta realizada, aproximadamente un 4% se devuelve al hipódromo “huésped,” que envía su señal al centro, y un 14% del fondo común se reparte a medias entre el hipódromo local y la dotación de premios de las carreras locales.

Evidentemente, un establecimiento de estas características representa una inversión digna de un mercado hípico como el de Churchill Downs, pero cabe citarlo para resaltar la estrategia empleada por una sociedad hipódromo en comercializar las carreras de caballos y recaudar apuestas mutuas en fondo común fuera de su temporada en vivo. Churchill Downs continuó aplicando la misma estrategia con éxito en 2 locales del estado de Indiana en 1995 y 1998. Actualmente, los 12 establecimientos “Trackside” representan el 77% de la recaudación total de apuestas mutuas de la empresa y sus 6 hipódromos en Kentucky, California, Illinois, Indiana y Florida.

Antes de que se califique de pura ciencia ficción este concepto y no enteramente sin razón, resumiré lo dicho en los 3 puntos clave que a mi entender tienen que aplicarse para que el turf salga adelante como actividad económica viable en nuestro país:

1º Marco legal Estatal o Autonómico y/o liberalización del sector del juego que permita establecer apuestas mutuas en fondo común con hipódromos “huéspedes” de señales de carreras; es decir, una concesión estatal o autonómica que establezca ventajas fiscales para la explotación privada de apuestas hípicas que amparen una contribución económica continuada al sector hipódromo local, principalmente en forma de dotación a los premios de las carreras locales en vivo.

2º Licitación de la concesión a un grupo gestor experto, con capacidad administrativa (acuerdos de transmisión con hipódromos) y tecnológica (telecomunicación, hardware/software de venta de apuestas) para establecer y totalizar los fondos de apuesta mutua, operar los servicios complementarios del local(es) de simulcasting, dependiendo del mercado en cuestión (hostelería, etc.), y facilitar/vender el material correspondiente necesario para el pronóstico y seguimiento de las carreras transmitidas (programas, etc.).

3º Ampliación del citado marco legal Estatal o Autonómico y/o liberalización del sector del juego para permitir el “Account Wagering,” o cuentas de apuestas mediante suscripción. El grupo gestor experto, con capacidad administrativa y tecnológica permitiría a determinados clientes adquirir suscripciones individuales para jugar a través del hardware/software de venta de apuestas desde su domicilio mediante el alquiler de equipo, etc.

Finalmente, decir que tanto el LAE como los citados grupos influyentes del sector del juego español podrán oponerse a que el sector de las apuestas a los caballos salga adelante, pero lo que es una realidad innegable es que la competencia que ya supone el juego por Internet pronto será un problema mucho mayor que supondría la liberalización del mercado del juego en España.

Agradezco esta importante intervención de Naiboc y por mi parte espero haber contribuido a un debate interesante.