Re: La respuesta: el Average Earnings Index y el comparable Index (por Orígenes)
Foro A Galopar & Turfinternet, 01/12/2004

No cabe duda que los Coeficientes AEI y CI, están muy bien pensados, pero aunque se me acuse de rizar el rizo, quiero exponer otros factores que producen distorsión sobre esos datos numéricos. Tengo la impresión de que Storm Cat puede ser víctima de esos factores y que si su CI se ha disparado negativamente durante los últimos años, es a causa de ellos.
Todos sabemos, sobre todo en el caso de las yeguas madres, que su producción (salvo contadas excepciones) va a la baja conforme cumple años. Luego está el asunto de criar para vender, buscando la más alta rentabilidad, no dando a la madre el semental más adecuado para (al menos en teoría) lograr un magnífico corredor.
No dispongo de información al respecto, pero no me extrañaría que las madres que se le presentan últimamente a Storm Cat, aunque reputadísimas reproductoras, tal vez sean de una edad avanzada y no siempre su unión con él sea la más sabia de las combinaciones. Claro que, si el producto resultante presenta buen aspecto de yearling y la madre aporta en su currículum el precedente de un campeón, inevitablemente alcanzará un precio de campanillas.
Como ejemplo de lo reseñado: La gran Miesque, tras dar a Kingmambo (1990), a East of the Moon (1991), y a otros más que buenos ejemplares, tiene a dos hijas de los años 2001-2002 por Storm Cat. Creo que difícilmente alcanzarán los logros de sus hermanos.
También puede ocurrir simplemente que el hijo de Storm Bird esté en horas bajas. Los sementales no siempre se comportan de forma homogenea durante su periplo en el Haras. Ayer hablaba del Austriaco Brabant, que hizo la monta en España en los años 80, y que tuvo un año sensacional, dando en la misma potrada a los campeones Manola y a Zalduendo; pero es que el resto de los coetáneos que llevaban su apellido galopaban que se las pelaban, fuese cual fuese su madre. Para mi, fue un caso paradigmático de pico en la producción de un mismo sujeto.
En definitiva, reducir un origen a formulas numéricas es perfectamente válido, como apoyo fundamental de toda clase de teorías y conjeturas. Y esto es lo apasionante del estudio de las genealogías, que los caballos en última instancia galopan en la pista para desmentir o confirmar los conocimientos de sus criadores.