GASTRONOMÍA Y CABALLOS. (Segundo Parte) (por Peine de los Vientos)
Foro A Galopar & Turfinternet, 26/01/2005

Se ponen de moda los platos combinados, suculenta ración en época de hambrunas.
En 1944, cuando en la ciudad ha comenzado la gran corriente migratoria, Otto Horcher inaugura el restaurante que lleva su nombre. Madrid debe gratitud eterna a ese hombre extraordinario que fue Otto.

Poco después de la aparición de Horcher, abre sus puertas el “más grande” de nuestros restaurantes, Jockey. Con la inauguración de este templo de la gastronomía, Clodoaldo Cortés demostró su afición por las carreras. Su presencia era familiar en nuestro ambiente, además de su raigambre en el mundo hípico. Contaba con muchos amigos y era muy conocido por su patrocinio del Premio Jockey y el Club 31, que forman parte de la mejor tradición de nuestro calendario.

Ya había suficiente gente capaz de pagar una buena comida y un restaurante de lujo no tenía por qué pasar dificultades. El nombre de Cortés, como después el de Oyarbide, han quedado inscritos en la Historia Gastronómica de Madrid.

Jockey y otros establecimientos acercaron a los madrileños a la época del desarrollo, los Felices Sesenta y Setenta, caracterizados por la pretensión social de comer fuera de casa. La abundancia de público determinó un cierto decaimiento de la cocina popular en favor de la llamada cocina internacional, más simple y rápida. Estos platos eran, fundamentalmente, de origen francés. La pequeña burguesía urbana se afanaba por imitar formas de otros entornos y fueron dejando a un lado a nuestros clásicos.

Para cualquier gastrónomo medianamente exigente, Madrid cae entonces en la inanidad culinaria porque el prestigio sólo se mantiene en esos “santuarios” que son los locales clásicos. La buena cocina se refugia en las tascas, más o menos ilustradas, y surgen establecimientos donde lo más importante es la materia prima, especialmente mariscos y pescados.

Parabere, en la calle Villanueva, tuvo un significado muy especial en la vida hípica de los años sesenta porque se celebraron muchísimas Poules, en un ambiente distendido y con mucho sabor al verdadero mundo de las carreras. Se organizaban peñas y grupos para asistir a la Temporada de Verano en San Sebastián. Todos los Sábados nos reuníamos allí, con verdadera ilusión, para efectuar la mencionada Poule anterior al día de carreras. Se otorgan los premios del Concurso de Pronósticos patrocinado por TELEVOX, en la calle O´Donnell, 6, siendo la afortunada del Primer Premio Doña Antonia García, que recibió un soberbio Televisor Marconi por su regularidad durante todo el año.

1968. En La Zarzuela se corre el Gran Premio de Madrid. “Tebas” una hija de “Alfidir” y “Hallada” gana la carrera en una insólita llegada donde bate por muy poco a “Florian” y “Donagua”.

De anárquico se pudo considerar el triunfo de la yegua de Alburquerque en este Gran Premio donde la crítica, aficionados y revistas especializadas en el tema, no encontraron explicación, ni encabezamientos o comentarios, que se ajustasen exactamente a lo que acabábamos de asistir en aquel histórico momento. Solamente se oía “Nadie entendemos de caballos”. El Duque, en tanto, de forma discreta y caballerosa, dijo que ganó porque tuvo suerte. Así es, si así os parece, escribió Pirandello. Por lo tanto ¡Gloria a Alburquerque criador, propietario y jinete! Todos los profesionales del látigo le felicitaron por su monta sensacional. Y ésa fue una de las cosas con más sentido que el aficionado pudo registrar en el Gran Premio de la Estupefacción.

Todavía las Tabernas y las Casas de Comidas en los años setenta son admirables, como Luarqués, Casa Mariano, o la Fuencisla, en la calle San Mateo, donde su dueño y amigo, Vicente, solía preparar una deliciosa Ventresca, complementándola con un sabroso Queso en Aceite, procedente de Alcázar de San Juan, y un Vega Sicilia bastante escaso por estos años. La comida se finalizaba hablando de caballos porque entre los comensales solíamos asistir algunos propietarios. En numerosas ocasiones intentábamos colocarle un jaco a nuestro amigo Vicente. Incluso ofreciéndole la opción de compartir algunos de los caballos con los que contaba la Cuadra Josal (Syk, Isahaya, Salloa), o en asociación con uno de mis mejores amigos. Pero ni así lo conseguimos. Él era muy escéptico sobre el tema caballos, así que nos consolábamos después de la charla con un buen Fonseca que desprendía un suculento aroma. Lorenzo Díaz lo explica mejor que nadie en su fabuloso libro de Madrid, “Bodegones, Mesones, Fondas, y Restaurantes”, editado por Espasa Calpe, con un prólogo de Rafael Ansón.

También se abrieron varios establecimientos emblemáticos: La Zamorana, Dulcinea, Mallorca, Casa Domingo, y la primera tienda de Ultramarinos.

Madrid se convierte en el primer «puerto de mar» de España. Surgen nombres que llegan hasta hoy, como el tradicional Bajamar, Korynto, El Pescador, O'Pazo, Combarro, La Trainera y Kulixka, en la calle Fuencarral, donde Chema, conocido por un servidor desde hace muchos años, sirve las mejores Langostas de España que se pueden degustar en diferentes versiones, sin olvidarnos de las deliciosas almejas y, en su temporada, los mejores cangrejos que le llegan de Soria y tantos otros manjares que nos dejamos en el tintero.

Galicia, y el País Vasco triunfan en Madrid pero alcanzan también éxito las casas de comidas del Madrid antiguo, algunas con mucha tradición, como Casa Aroca, en la Plaza de los Carros, donde Doña María sirve los mejores pescados del día, entre los que destacan con mucho, sus excelentes Lenguados de tamaño natural. Pero también triunfan Casa Botín, en el Arco de Cuchilleros, Casa Paco, (¡qué recuerdos de juventud!), y Casa Lucio, que se convierte en toda una institución, con clientes de todo postín.

IMAGEN:
Rapapolvo al aprendiz por no obedecer las ordenes.

Galope: Con cronómetro en mano se sigue el entreno de los caballos.

Tebas: Todo se ha escrito sobre la yegua del Duque, y su "SORPRESON" en el G.P.M.

Lucio: Amigo de sus amigos, siempre dispuesto a favorecer los deseos de sus clientes.

G.P.M 1955: Touragua de Villapadierna se impone fácil en la llegada, con monta del francés D.Chancellier.

G.P.M.: 1956: Capelán de Beamonte gana el G.P conducido por Pepito Perelli en fuerte lucha con su compañero de cuadra Rocky, que se fotografió para decidir el ganador. Hubo polémica con el resultado de la foto de llegada.

G.P.M. 1957: Samarella sorprende en esta edición del G.P. batiendo ni mas ni menos que a los favoritos Sultán el Yago y Roque Nublo de 4 cuerpos.

Nouvel An :Los colores Verdiblancos coparon con apuros las dos primeras plazas, no sin apuros, imponiéndose Nilor a Wildsun que luchó mucho para pasar a Palta II, a base de los estacazos que le propinó su jinete Grilli.

Infanta Isabel 1959: El "Batacazo" se llamó L'Oiseau Blanc (Andersen) que se impuso de 3c a Mansour de Beamonte y Vamos de Villapadierna. Su preparador F.Galdeano le presentó como un "cromo" en el Paddock.

Trofeo: Entrega de la copa por el Sr. Cortes a Jonescu propietario de Palta II, que conducida enérgicamente por Larre, se llevaba el Premio restaurante Jockey-Club 31.

La Zarzuela: Como en 1969, hoy en 2005 también La Zarzuela está a la expectativa de que la gestión fructifique para bien, y que en Septiembre abra sus puertas el añorado Hipódromo de Madrid.