Semblanzas de Royal Gait (por Sansovino)
Foro A Galopar & Turfinternet, 30/01/2006

Semblanzas de Royal Gait (enviado al Foro de AG en Octubre-Noviembre de 2001)

Hace poco se ha planteado una vez más en el foro cual ha sido el mejor caballo que ha corrido en España. Es muy difícil contestar esa pregunta. Suele mencionarse a los que también demostraron su calidad en otros países (Teddy, Rubán, Rheffissimo, Indian Prince, Royal Gait, Teresa, Petit Loup, Suances y algún otro) y aún así sigue siendo difícil compararles pero ¿y los que no tuvieron la oportunidad? ¿qué habría hecho Chacal bien dirigido al programa de stayers europeos?

En cambio es indiscutible que hubo un caballo de nuestros hipódromos que ha pasado a la leyenda de las carreras en Europa. Dentro de muchísimos años los libros o los archivos virtuales de la historia del turf seguirán teniendo un lugar reservado a Royal Gait, el único caballo ganador de la más importantes carreras de stayers y de la mejor carrera de vallas de Europa y ¡¡¡ en qué circunstancias !!!. Hace poco se recordaba al campeón en un excelente artículo de masdehipodromos.com sobre el Gran Premio de San Sebastián (probablemente la carrera más antigua del calendario español actual). Quisiera añadir algunos recuerdos más, personales y prestados. Ahí van repartidos en cuatro mensajes que aparecerán los viernes.

PRIMAVERA DE 1987. SALTAN LAS TABLAS

Con frecuencia se oye decir que Royal Gait no demostró en España su enorme valía.Ciertamente sus primeras actuaciones fueron muy grises y eso forma parte de su asombrosa carrera, pues hasta su quinta actuación, en el hipódromo de Pineda, ni siquiera se colocó. Con su castración empezó un meteórico ascenso pero fue todavía batido varias veces, sobre todo en Lasarte, donde de cinco actuaciones sólo ganó en una, su primer Gran Premio de San Sebastián. Sin embargo hubo unos meses, justo antes de su primera gran victoria internacional, en que Royal Gait rompió los moldes, al menos para un sector de aficionados que quiero aprovechar para traer también al recuerdo.

El recinto de Tribuna del hipódromo de Madrid, más popular y barato que los de Preferencia, era frecuentado por un público joven, generalmente poco conectado con el mundillo de propietarios y profesionales, pero a menudo tremendos aficionados, y en busca siempre de alegrar su modesta economía con un golpe en las apuestas. Con los años uno se va relacionando más con la gente del turf y adquiere también conocimientos y experiencias de carreras e hipódromos de otros países. Pero jamás he vuelto a encontrar analistas más sutiles que algunos de aquellos jóvenes aficionados de tribuna, adictos a las tablas de valores y maestros en encontrar en ellas los más imprevistos ganadores.

Desde luego el hipódromo de La Zarzuela constituía un laboratorio excelente para la ciencia de estudiar y tabular el valor de los caballos: largas temporadas con caballos compitiendo en el mismo hipódromo, lo que eliminaba la influencia de diferentes pistas y numerosas líneas directas e indirectas para comparar. Un paraíso para los tablistas y para comprobar y exprimir conclusiones sobre la competición de los purasangres, bastante más difíciles de obtener en lugares con muchos más hipódromos y carreras. Si el almirante Rous hubiese asistido a las carreras de Madrid habría deducido en dos años sus famosas tablas de peso por edad que le llevaron toda una vida en la Inglaterra del siglo XIX.

Las carreras de Royal Gait en la primavera de 1987 en Madrid revolucionaron aquel círculo de maestros carpinteros (por lo de las tablas). El caballo había empezado a codearse con los mejores al final de su temporada de tres años, tras ganar el Gran Premio de San Sebastian, pero en los hándicaps oficiales estaba valorado todavía seis kilos por debajo del top Casualidad, ganador del Gran Premio de Madrid y del Memorial de 1986. Además sus carreras de invierno no habían sido brillantes: un cuarto puesto en el hipódromo italiano de Nápoles en Diciembre y un quinto y un tercero en la temporada invernal de Lasarte, eso si, concediendo peso a todos los participantes.

La primera carrera importante en Madrid para caballos de edad era el Producción Agraria sobre 1.800 metros. Royal Gait batió por corta cabeza a Higinio y por medio cuerpo a Prince Danilo, concediéndoles cinco kilos y medio y dos kilos respectivamente. Higinio, antiguo ganador del Memorial era oficialmente dos kilos superior a Royal Gait, y Prince Danilo era un excelente ejemplar adquirido pocos meses antes en Francia para correr el Villamejor de 1986, que perdió por cabeza frente a Hunting Star a la que concedía 6 kilos por el recargo que entonces se aplicaba a los importados.

Batir a esos pesos a tan buenos ejemplares era difícil de creer y de hecho Royal Gait pagaba el tercer dividendo más alto de ganador entre los doce participantes. Los tablistas experimentados saben que la mayor dificultad de su oficio es apreciar si los caballos corren en su valor normal y había motivos para desconfiar de la extraordinaria actuación de Royal: Higinio parecía a sus seis años ya en declive y Prince Danilo venía de defraudar en San Sebastián. En cambio había un elemento para sospechar que la carrera no era falsa. El cuarto en la meta había sido El Brujo, un caballo de Ramón Mendoza portador de un origen de lujo, Rheffissimo y Favallu. Aunque le faltaba un poco para llegar a la altura de los mejores, había sido quinto en el último Memorial por delante de Higinio y, sobre todo, venía de imponerse fácilmente con 60 kilos en el Fernan Nuñez, un importante hándicap de comienzo de la temporada de Madrid, celebrado tres semanas antes. El Brujo estaba claramente en forma y había corrido en su buen valor, pero Royal Gait le había batido fácilmente concediéndole cuatro kilos y medio.

La siguiente carrera de Royal Gait no sólo confirmó las sospechas sino que causó sensación entre los “carpinteros”. El 29 deMarzo, sobre los 2200 metros del Vizcondesa de Irueste, volvió a batir a Higinio con la misma diferencia de peso pero con más facilidad que en la anterior carrera. Se corrió a buen paso, con un tiempo tres segundos y medio inferior a otra prueba de la jornada sobre la misma distancia. Casualidad que reaparecía recibiendo dos kilos de Royal, fue tercero a más de cinco cuerpos, y tres cuerpos detrás llegaron El Brujo y Prince Danilo. Casualidad estaba sin duda algo falto en su primera carrera del año, pero era casi seguro que el honrado Higinio había vuelto a correr casi en su mejor valor y que los otros no lo habían hecho mal. De hecho Prince Danilo ganaría en su siguiente salida el Corpa, batiendo por corta cabeza a Casualidad. Este repetiría después sus triunfos del año anterior en el Gran Premio de Madrid y en el Memorial

Royal Gait había reventado las tablas de los carpinteros de tribuna. Era al menos 6 kilos superior a Higinio y casi con seguridad dos o tres mejor que el crack Casualidad. Eso era mucha diferencia y además Royal Gait podía seguir subiendo. Los buenos tablistas saben que la línea ascendente puede durar bastante en un caballo que está al principio de su temporada de cuatro años y Royal era uno de esos ejemplares tardíos como su padre Gunner B. Un mes después ofreció otra confirmación paseándose en una carrera más modesta sobre 2700 metros pero donde Royal concedía 9 kilos a caballos muy decentes.

A menudo se oye decir que la clase puede superar a los kilos, pero eso es un anatema para un tablista. Cualquier diferencia se puede medir en kilos, lo que sucede es que hay que valorar esa diferencia. Royal Gait había demostrado ser bastante superior a todos los caballos españoles en un año de excelentes ejemplares, sin necesidad de ganar ninguna de las mejores carreras. Al ser castrado no podía competir en los grandes premios de la temporada española y sus responsables decidieron correrlo en Francia sobre los 4000 metros del Cadran, Grupo 1.

Una evaluación media a partir de las actuaciones en el extranjero de nuestros caballos en las últimas décadas demuestra que las diferencias no son abismales y que puede situarse a los mejores en valores entre ocho a diez kilos por debajo de los campeones europeos en un año medio. Con esa diferencia de kilos yo no dejaría por ejemplo de apostar a Illumbe en un match con Galileo. Cuando Royal Gait marchó a París, puedo testimoniar que aquel grupo de “carpinteros”de La Zarzuela esperaba el resultado con bastantes expectativas. Ni el más optimista de ellos habría pronosticado lo que Royal nos iba a deparar, pero eso son capítulos posteriores de su increíble historia. Aquella primavera de1987 Royal Gait ya había asombrado a algunos.

(II) EL CADRAN POR MONGELLUZZO

Los más jóvenes aficionados no recordarán que hace años no había comentarios en directo en las carreras de los hipódromos españoles, salvo la lacónica información de un locutor que en dos momentos de cada carrera anunciaba: Colocaciones: primero Fulano, segundo Mengano, tercero Zutano etc. La megafonía se reducía a eso y a breves anuncios rutinarios antes y después de las carreras sobre cierre de taquillas, pesaje etc. Por eso los aficionados que asistían a las carreras de La Zarzuela el 24 de Mayo de 1987, quedaron momentáneamente sorprendidos cuando se difundió un anuncio imprevisto entre carrera y carrera: - Acaba de celebrarse en el hipódromo de Longchamp el Premio Cadrán – y después de unos segundos de silencio el locutor prosiguió en su habitual tono lacónico – el caballo Royal Gait ha resultado ganador.

A la alegría de los presentes por tan agradable sorpresa (no tanta para algunos carpinteros de tribuna; ver capítulo I de esta serie) se sucedió un interés generalizado por conocer más detalles sobre la fantástica victoria de Royal Gait en un Grupo I en París. No hubo que esperar mucho. En el número de la semana siguiente de la revista Recta Final aparecía una larga entrevista con Olindo Mongelluzo, el jockey usual de Royal Gait en España, que describía con detalle el acontecimiento. Como dice Fernando Savater en su reciente libro, el mejor cronista no es capaz a menudo de alcanzar la altura conque puede describir una carrera de caballos alguien directamente implicado. He leído muchas crónicas de carreras en diarios especializados, revistas y libros de historia del turf. No recuerdo en todos ellos una narración tan sencilla y a la vez tan intensa como la que hizo Olindo Mongelluzzo de su victoria en el Cadran. No creo que ni él ni quienes eran responsables de la revista tengan inconveniente en que vuelva a transcribir aquí la parte culminante de aquel relato:

Cuando los caballos estaban en el paddock me fui para allá. Al llegar vi a Pascal Barry, el preparador de Satco. Me llamó y fui a saludarle. Antes montaba para él. Le gané seis carreras. Me fui para donde ya estaban Miguel Alonso y Pereira. Estaban nerviosos. Todos lo estábamos. Royal Gait salió el primero al paddock. Estaba impresionante, muy bien presentado. Luego me lo comentaron. Me dieron órdenes: Vete último muy tranquilo y ven con él en la recta. Intenta estar lo más cerca posible y si pillas una colocación, buena es. Mira lo que son las cosas. Antes de la carrera con una colocación nos conformábamos. Me monté y me fui para los cajones. Sudaba un poquito y creo que el caballo se daba cuenta de que ibamos a hacer algo especial.

Se dio la salida y me quedé atrás. En los primeros 1.400 metros el caballo tiraba un poquito. Pensé que si no me hacía con él Miguel me mataría nada más llegar a balanzas. Después en la segunda curva, el caballo de Niarchos se puso delante, pero yo seguí detrás. Ahora el caballo iba tranquilo y yo también. En la recta de enfrente, antes de entrar en la falsa recta, me pegaron un tirón, pero el favorito no se movió y yo me quedé con él, vigilándole muy de cerca. Cuando termina la subida el de Niarchos comienza a acercarse progresivamente a los de cabeza, yo le seguía muy fácil. En la falsa recta el favorito iba arreando y yo haciendo un cánter. Ahí me empecé a dar cuenta de que podía estar muy cerca. En ese momento llevabamos dos delante que se habían escapado. Entramos en la recta final y cogimos a los dos de cabeza. El favorito seguía pegando y yo a su lado, quieto. Ahí pensé que podíamos ganar. A falta de 300 metros le cogí la cara y me puse delante arreando muy poquito. Cuando a falta de 100 metros me vi en cabeza y a Satco por fuera, le pegué un palo y Royal Gait se fue otra vez. Cuando pasé la meta soñaba, no me lo podía creer. ¿Faltaría otra vuelta?, pensé.

Olindo Mongelluzzo montó este verano en la última jornada de Lasarte, sólo en una carrera y a un caballo con escasa probabilidad. En 1987 este francés afincado poco antes en los hipódromos españoles era uno de nuestros jockeys punteros y no conozco porqué ahora tiene tan pocas oportunidades. Tampoco montó a Royal Gait en sus posteriores carreras en Francia y Gran Bretaña. En el Cadrán había hecho una monta impecable, cosa que no se puede decir de algunos de sus jockeys posteriores con mucho más renombre, entre ellos Cash Assmussen en la Copa de Oro de Ascot, pero eso es materia para el próximo capítulo.

(III) EL MEJOR FONDISTA DE EUROPA BATIDO EN LASARTE Y DISTANCIADO EN ASCOT

La carrera de Royal Gait parece sacada de un cuento fantástico en todas sus etapas. ¿No es increible por ejemplo que después de ganar el Cadrán, Grupo I, en París, fuese derrotado en su vuelta a las pistas españolas? Merece la pena recordar aquel Gran Premio de San Sebastián de 1987 y a una yeguita que también tiene un rincón en la historia de nuestras carreras.

Después de su victoria en el Cadrán, Royal Gait tuvo un merecido descanso de tres meses, no en balde había disputado 21 carreras en poco más de año y medio. En Junio, fue paseado delante del público que asistía a las carreras en La Zarzuela, un honor que no recuerdo si se ha concedido a algún otro de nuestros purasangres. Aunque estaba decidido que Royal proseguiría su carrera en Europa, su entrenador Miguel Alonso debió juzgar que el Gran Premio de San Sebastián en septiembre era una buena ocasión para su vuelta a la competición sin tener que esforzarse demasiado.

Pero al campeón no le gustaba Lasarte con sus cerradas curvas y su recta final cuesta abajo, no en balde ya había sido batido allí tres veces. Y en cambio, en el Gran Premio corría una yegua a la que le sucedía exactamente lo contrario. Todos los hijos de Rheffissimo corrían bien en Lasarte, pero Tailga se transformaba. En Madrid era poco más que una buena yegua de hándicap, pero en Lasarte había ganado importantes carreras entre ellas el Gran Premio de invierno, batiendo de lejos a Higinio y al mismo Royal Gait. Tras escoltar a la gran Teresa en el Kutka, y ser quinta en la Copa de Oro, había alcanzado al final del verano su plenitud de forma. Durante toda la larga recta Royal Gait y Tailga, que recibía 6 kilos, disputaron codo a codo la victoria y el caballo cedió en los últimos metros.

A muchos les chocó la derrota de Royal Gait, entre ellos probablemente a sus responsables, pero todos los demás participantes llegaron lejos, entre ellos varios de los que habían estado más cerca de Royal en primavera. Es muy posible que el campeón simplemente fuera batido por una yegua que, recibiendo seis kilos y en su pista favorita, era invencible aquel día.

En otoño Royal Gait volvió a Francia, y pasó a la preparación de John Fellows aunque acompañado por su inseparable mozo Luis Villarroel, hoy un jockey triunfador en Dinamarca, y bajo frecuente asesoramiento de Miguel Alonso. Su otro viejo compañero Mongelluzo fue en cambio sustituido por Alfred Gibert. Una monta excesivamente conservadora de este jockey le dejó segundo en el Prix Gladiateur pero a continuación ganó por ocho cuerpos en Longchamp el Royal Oak, su segundo Grupo I. En 1988 empezó la temporada con otras dos victorias de Grupo y un 2º puesto con algo de infortunio en el Cadrán, la carrera en que asombró el año anterior. Parecía ya el mejor fondista europeo, pero le faltaba la prueba suprema al otro lado del Canal de la Mancha.

La Copa de Oro de Ascot, sobre 4000 metros marca el cenit de los cuatro días del meeting real en Junio. Era en tiempos la prueba suprema para los caballos de edad y hasta principios del siglo XX, el principal objetivo para los ganadores del Derby de Epsom del año anterior. Pero las grandes distancias han ido pasando de moda y como los británicos se resisten, con buen criterio, a cambiar las condiciones de sus carreras tradicionales, la Copa ha pasado a ser una carrera para especialistas, eso si, magníficos especialistas. A pesar de sus victorias en Francia pocos pensaban que Royal Gait triunfaría en Ascot y Sadeem, un caballo del Jeque Mohamed, era el favorito.

Sobre un terreno firme la edición de 1988 se disputó a un tren infernal marcado por el compañero de preparación de Sadeem, El Conquistador, que dobló en cabeza la última curva. Tras él entraron en la recta Sergeyvich y Sadeem, ambos muy solicitados por sus jinetes y detrás con mucho menos esfuerzo (en un cánter según el locutor de la BBC) se acercaba Royal Gait montado esta vez por Cash Assmussen. En ese momento el tejano establecido en Francia cometió probablemente el mismo error que le costó a Gibert la victoria en el Gladiateur unos meses antes: no creerse que el caballo era tan bueno. Sergeyvich pasó el primero a El Conquistador, que cedía completamente agotado y cuando lo estaba haciendo Sadeem, Assmussen, tratando de no desperdiciar un milímetro, dirigió a Royal Gait al pequeño hueco entre los dos caballos. Esa decisión le costó la carrera, pero no en la meta. Royal Gait batió por cinco cuerpos a Sadeem, por veinte a Sergeyvich y rebajó en tres segundos el récord de la prueba, pero tras pasar junto a El Conquistador, éste empezó a dar tumbos y derribó a su jinete, Tony Clark, quien no sufrió afortunadamente mucho daño tras la peligrosa caída. Después de veinticinco minutos de deliberación los comisarios distanciaron al ganador al último puesto.

La toma de frente del vídeo muestra claramente que Royal Gait rozó a El Conquistador al adelantarle. Es dudoso sin embargo que éste derribara a su jinete a causa de ello, pues el caballo ya flotaba literalmente exhausto y su jockey luchaba por mantenerlo en carrera (varios participantes más acabaron al trote). Quizá el ligero roze acabó por descontrolarle, pero un soplo habría hecho el mismo efecto. El distanciamiento era riguroso porque el incidente no afectaba al resultado de la carrera y se trataba de una aplicación muy estricta del controvertido artículo 153 del código. Los comisarios podían haber optado simplemente por sancionar a Assmussen por monta peligrosa y la prensa española no se cansó de decir que Royal Gait nunca habría sido distanciado de haber pertenecido a un propietario de las islas. Es posible, pero es mucho más cierto que Cash Assmussen fue el primer responsable de que la reina de Inglaterra no entregase la Copa de oro a Pereira. Faltaban más de 400 metros hasta la meta cuando Royal Gait adelantó a El Conquistador. Si su jockey le hubiese sacado al exterior, a la izquierda de Sadeem, el campeón habría ganado igualmente.

(IV) TRES AÑOS DE VACACIONES

Durante la jornada del Arco de Triunfo de Sakhee, como seguramente será recordada en el futuro la edición de este año, se disputó también ese campeonato otoñal del fondo que es el Cadrán (cuando lo ganó Royal Gait se corría en primavera). Ha habido comentarios muy desfavorables sobre la calidad de esa prueba ganada por Germinis, un “caballo de provincias”. Aunque desde luego el Cadran no ha llegado a la altura de otros años, creo que Germinis, ganador en tres de sus cinco últimas carreras es un buen ejemplar. Me ha llamado la atención que en uno de los comentarios se le desacredita, aparte de por “provinciano”, porque “incluso ha llegado a correr en vallas”. Eso no supone en principio ninguna nota negativa si tenemos en cuenta la cantidad de carreras de liso importantes ganadas por caballos de vallas en las últimas décadas.

Cuando en 1992 Royal Gait irrumpió en las carreras de vallas británicas no sólo se enfrentó a los mejores especialistas, sino a ganadores de grupo y de listed … en liso. Salvando las distancias en España hemos vivido también algunos éxitos de los vallistas fuera de su especialidad. Muchos recordarán la temporada de 1989, una de las últimas antes de que Sarasola suprimiese las vallas en La Zarzuela. Baton Passer y Great Moss, dos de los mejores vallistas que han corrido en nuestras pistas, mantuvieron una emocionante rivalidad, que culminó en su inolvidable batalla sobre los 3.600 metros del Premio Gladiateur, una carrera de liso. Bastante antes, Tebas con la monta del duque de Alburquerque, ganó el Gran Premio de Madrid tras correr sobre vallas en sus dos salidas anteriores, proporcionando la mayor sorpresa en la historia de la carrera.

Casos similares abundan en Europa. Bien es verdad que se han producido sobre todo en carreras de largo metraje donde se necesita al mismo tiempo el fondo y la velocidad típicos de los buenos caballos de vallas. Estos no tienen la culpa de que los mejores caballos de liso muy raramente afronten hoy día distancias de más de tres mil metros, lo que deja bastantes oportunidades a los vallistas, pero si se atreviesen quizá tendrían serias dificultades para batir a alguno de los grandes campeones de los obstáculos bajos. Las vallas aparecieron más tarde que los steeples, como una especialidad donde el salto de obstáculos más livianos se conjugaba con una mayor velocidad de carrera. Su aceptación por el público creció durante el primer tercio del siglo XX y actualmente constituyen prácticamente la mitad de las carreras de obstáculos de Inglaterra e Irlanda, sin duda las más competitivas del mundo. Casi diez mil caballos enfrentándose en medio centenar de hipódromos de diversas características a lo largo de una temporada que empieza en Agosto y alcanza su etapa culminante en pleno invierno. Largas carreras saltando sobre pistas pesadas bajo el frío y la lluvia, donde sólo ejemplares muy resistentes pueden alcanzar el éxito.

Una buena parte de los saltadores ingleses e irlandeses nunca corrieron en liso bajo las reglas del Jockey Club. Suelen debutar a los cuatro años en los “bumpers”, carreras lisas de larga distancia bajo las reglas del “National Hunt”, para después correr en vallas durante varias temporadas. A los siete u ocho años la mayoría pasan a los grandes obstáculos de los steeples, si es que valen para ello. Otros especialistas provienen de los recorridos de campo “punto a punto”. Entre los que pasan del liso a las vallas abundan los caballos tardíos, que con la edad y las largas distancias consiguen a veces el éxito que no alcanzaron a dos o tres años. Es raro que caballos de alto valor en liso hagan campaña en obstáculos aunque hay excepciones como Sea Pigeon, imbatido a dos años y séptimo en el Derby de Epsom de 1973, y después uno de los mejores vallistas de las últimas décadas, además de alternar sus triunfos en vallas con nuevas victorias en liso. Más recientemente tenemos a Alderbrook, ganador del Dollar (G2) y segundo del Ganay (G1) en Longchamp, y después ganador del Champion Hurdle sobre las vallas de Cheltenham en 1996. Pero lo más frecuente es el camino contrario, que caballos consagrados primeramente en las vallas hagan incursiones con éxito en las carreras llanas. Muchos vallistas han ganado carreras de grupo y “listed”, incluso algunos que nunca corrieron en liso cuando eran jóvenes.

El preámbulo era necesario para señalar que el caso de Royal Gait se aparta de todo lo anterior. Es ya infrecuente que un campeón confirmado en liso haga campaña sobre las vallas. Pero es casi imposible que la comience a una edad tan tardía como los nueve años y después de tres años y medio sin correr. Que aún así triunfe en la más importante carrera de vallas de las islas entra ya en el terreno de la leyenda donde ha quedado instalado Royal Gait. Pero para no empezar por el final volvamos a Junio de 1988, tras su infortunada descalificación en la Copa de Oro de Ascot.

Royal volvió a correr el mes siguiente en Francia y con la novedad de hacerlo sobre 2.500 metros. Tras dejar España sólo había corrido en el gran fondo, pero su tremenda velocidad final hacía concebir esperanzas de que también sorprendiese a Europa en las distancias clásicas como Ardrooss, un doble ganador de la Copa de Oro de Ascot que estuvo a punto de ganar el Arco de Triunfo en 1982. En el Premio Maurice de Nieuil de Saint Cloud, Grupo III, Royal Gait fue segundo a medio cuerpo de Merce Cunningham, un cuatro años por Nijinsky a quien concedía tres kilos. Su propietario declaró en su día que esa fue la mejor actuación de Royal y quizá estaba en lo cierto. Merce Cunningham era uno de esos casos, que aparecen muy de cuando en cuando, de caballo que inicia un ascenso meteórico a una edad tardía (el mismo Royal era otro). En Saint Cloud obtuvo su quinta victoria consecutiva, tras empezar el año corriendo hándicaps. En su siguiente carrera, de preparación para el Arco de Triunfo, se lesionó y no volvió a correr (¿les suena esta historia, a los más viejos, a la de un tal Cafir en España?).

Royal Gait tampoco volvió a los hipódromos hasta mucho, mucho tiempo después. La de Saint Cloud fue su última carrera en liso y en esas fechas un acontecimiento marcó su futuro: fue vendido por Pereira y nada menos que al Jeque Mohammed. Muy en la línea que ha marcado la supremacía de su familia como propietarios, el jeque deseaba tener en sus cuadras al mejor stayer de Europa que había batido fácilmente a su campeón Sadeem en la Copa de Oro de Ascot. Por cierto, Sadeem volvió a ganar la Copa en 1989 y esta vez sin la ayuda de los jueces.

El Jeque no hizo de momento un buen negocio. Enseguida se descubrió que Royal Gait arrastraba una lesión de tendón y fue enviado a recuperarse unas semanas a la yeguada Kildangan, una propiedad del Jeque Mohammed en Irlanda. Después Royal marchó a Newmarket a la preparación de Henry Cecil pero el mago de Warren Place tuvo la vista de no querer forzarle y Royal Gait volvió a Kildangan donde pasó tres largos años. Los Newton, un matrimonio amigo de Henry Cecil se tomaron un especial interés en su recuperación. No pudiendo procrear, no había planes concretos sobre su futuro y pensaron incluso en usarlo como caballo de caza o de paseo, pero el campeón comenzó a mostrar una afición insospechada: “solía escaparse de su recinto saltando las vallas de separación para visitar otros paddocks. Tenía el carácter alegre de un potro de tres años y le encantaba saltar”. Se pensó entonces que el caballo podía tener un futuro en la vallas.

El jeque dio su visto bueno y en noviembre de 1991 Royal Gait fue confiado a James Fanshawe, hoy un entrenador de primera fila para quien por cierto suele montar Ortiz de Urbina, pero entonces casi un preparador novel. Fanshawe tenía, como ahora, su base en Newmarket en las históricas cuadras de Falmouth Lodge, construidas por Fred Archer, el mítico jockey del siglo XIX. Allí los entrenamientos de Royal sobre las vallas no pudieron ser más prometedores y el 26 de Diciembre del 91, una semana antes de cumplir nueve años, Royal Gait se encontraba junto a otros 12 competidores junto a las cintas de salida de las dos millas, vallas, en Kempton Park.

(V) CHELTENHAM 1992

Recuerdo bien un día de principios de Marzo de 1992 que compré el Sporting Life en el aeropuerto de Londres. Tras echar un vistazo distraído a la portada tuve que frotarme los ojos. Aparecía una foto de Royal Gait con un titular que le anunciaba favorito para la Champion Hurdle de la semana siguiente, la carrera de vallas más prestigiosa de toda la temporada británica, durante el famoso meeting de Cheltenham. No podía ser; Royal se había retirado de la competición años atrás. Tenía que tratarse de otro caballo con el mismo nombre. Pero no; era él; allí en las páginas interiores estaba la historia de sus comienzos en España, su descalificación en la Copa de Oro de Ascot, y su sensacional reaparición en las carreras de vallas.

En realidad todo había ocurrido muy rápido y muchos ni nos habíamos enterado. Apenas dos meses antes Royal Gait había debutado sobre las vallas en Kempton Park. Fue en una importante carrera de novicios (caballos que afrontan su primera temporada en vallas) el 26 de diciembre, en la misma reunión en que se corre el King George Chase, uno de los mejores steeples de la temporada. Su fama de antiguo campeón en liso y los informes de sus buenos entrenamientos no impidieron que Royal Gait cotizase 12 a 1. Había participantes ya experimentados en vallas y era difícil confiar en un debutante que llevaba tres años y medio sin correr en público. La carrera fue ganada por Travado, que con el tiempo sería uno de los mejores caballos de steeple de los años noventa, y Royal Gait fue un excelente segundo.

El 21 de Enero volvió a correr en Nottingham en una carrera de novicios de menor categoría que ganó por quince cuerpos, y el 15 de Febrero, de nuevo en Nottingham, se impuso con facilidad en la Narbol City Trial Hurdle, donde batió a algunos vallistas de buen valor, aunque no de la élite. La decisión de correrle en la Champion de Cheltenham parecía una pretensión excesiva. Correrían los mejores especialistas y desde 1956 ningún novicio había ganado la carrera. El que la prensa incluyera a Royal Gait entre los favoritos respondía, más que a sus tres buenas actuaciones en vallas, a su prestigio como fondista excepcional en liso. Eso unido a haber demostrado que sabía saltar y que estaba en forma después de un descanso tan prolongado, es lo que le hacía peligroso. “Royal Gait es un novicio de extraordinario talento – decía aquel Sporting Life – y por una vez vale la pena ignorar la evidencia de las tablas de valores” En los días previos llegó a estar 4 a 1 con algún corredor de apuestas, pero el día de la carrera se impuso la lógica y cotizó 6 a 1 como tercer favorito por detrás de Morley Street (2 a 1) y Granville Again (9 a 2).

Estos dos caballos eran propios hermanos (Deep Run y High Board por High Line) aunque con diferente propietario y preparador. Morley Street de ocho años había ganado la carrera el año anterior y Granville Again, de seis, la ganaría el año siguiente. El primero era un caballo polifacético. En 1990 y 91 había viajado a Estados Unidos para ganar, en Belmont Park y Fair Hill, la Breeder´s Cup Chase (que no tiene tanto nivel como sus homólogas en liso y suele ser presa de los saltadores británicos) y era también ganador en steeple en Inglaterra. Además se había permitido brillantes incursiones en liso como un segundo en la Copa de Doncaster, Grupo 3, y una victoria en Goodwood batiendo a Michelozzo, ganador del Saint Leger. En vallas venía de ser segundo en Leopardstown tras ganar en Fairyhouse y Ascot. Por su parte, Granville Again había debutado a los cuatro años en los “bumpers”, carreras lisas bajo las reglas de obstáculos, y luego sólo había corrido en vallas, pero con un historial aún más impresionante: de diez carreras, ocho victorias (incluyendo las cinco últimas) y dos segundos.

Otros participantes destacados en aquella Champion Hurdle eran Fidway, 7 a 1 en las apuestas, un vallista de gran clase fácil ganador de su preparatoria y Kribensis, 12 a 1, ganador de la carrera en 1990 y como Royal Gait, propiedad del jeque Mohammed. Estaba entrenado por Michael Stoute, más conocido como preparador de liso, y portaba los primeros colores del jeque con la monta de Richard Dunwoody. El participante más joven era Oh So Risky, 20 a 1, un cinco años con muy buenas colocaciones en sus últimas carreras y que, a diferencia de la mayoría de sus contrincantes, había corrido en liso a dos y tres años antes de pasar a las vallas. En 1993 volvería a hacer campaña en liso, ganando en Newmarket antes de ser segundo en el Ebor, el famoso hándicap de York, y triunfar en Longchamp en el Prix Gladiateur, Grupo 3, la carrera en que Royal Gait fue un infortunado segundo seis años antes. Otros buenos vallistas completaban el lote de dieciseis corredores. Con nueve años, Royal Gait era el más viejo de todos y al mismo tiempo el más inexperto en las vallas.

El gran festival de Cheltenham, como suele denominarse al meeting, reúne a una enorme multitud de aficionados en el magnífico recinto de Prestbuy Park, muchos de ellos irlandeses que se acercan a animar a sus saltadores en las numerosas carreras importantes que se celebran durante sus tres días. Tres semanas después de Cheltenham, en Abril, se celebra el meeting de Aintree, dominado por el mítico Grand National, pero Cheltenham es la cita primordial para los mejores saltadores, en steeple con la Copa de Oro, y en vallas con la Champion Hurdle. Esta última se corrió en 1992 durante la primera jornada, el martes 10 de Marzo, bajo una enorme expectación incrementada por la arriesgada, y hasta poco antes inesperada, participación de Royal Gait.

Tras la salida tomaron la cabeza los outsiders Propero y Valiant Boy seguidos por Minorettes Girl montada por Adrian Maguire. Los jockeys de los favoritos retenían a sus monturas en los últimos puestos y la carrera fue lenta en su primer tramo, con un tiempo final superior al de otra carrera sobre dos millas de la jornada. “Para ganar la Champion Hurdle tienes que tener suerte – declaró después Graham McCourt, el jockey de Royal Gait – así que decidí ir por fuera al principio para evitar los problemas de tráfico, pero Royal Gait se comía las vallas y tuve que esconderle”.

La carrera cambió de signo en la bajada de la colina de Cheltenham. Ese tramo de la “Old Course”, donde se corre la Champion, desciende hacia las dos penúltimas vallas del recorrido. Después la pista tuerce suavemente a la izquierda hacia la recta final donde se salta la última valla, seguida de un largo tramo cuesta arriba hasta la meta. Aprovechando la bajada varios de los que iban en cola se abalanzaron sobre los conductores. En la primera valla tras la bajada Chirkpar tomó el mando seguido por ocho o nueve caballos en un espacio de pocos cuerpos. Aproximándose al penúltimo salto los dos favoritos, los hermanos Morley Street y Granville Again estaban casi en cabeza, seguidos de Oh So Risky, Fidway, Ruling y Royal Gait. Granville Again parecía venir excepcionalmente bien, bajo la monta del as de los obstáculos, Peter Scudamore, pero al saltar la valla tropezó y se fue al suelo aparatosamente. Tras ese salto se vio como Morley Street cedía y era rebasado por los perseguidores.

Oh So Risky tomó entonces la cabeza y Royal Gait que había encontrado un hueco por el interior se le unió a la entrada de la recta final. Ambos saltaron al tiempo la última valla, con Royal Gait a la izquierda de Oh So Risky. Entre los dos y a medio cuerpo saltó Fidway y justo tras él Ruling y Chirkpar. Fue impresionante ver en la televisión la lucha de los cinco en el último tramo. A más de cincuenta kilómetros por hora una ligera desviación en el salto hace que los caballos cambien su línea tras el aterrizaje. Royal Gait se fue hacia la derecha y luego a la izquierda. En el primer movimiento contactó con Fidway que simultáneamente se vencía hacia su izquierda, pero en realidad todos los caballos parecían oscilar de un lado a otro exigidos al máximo bajo las fustas de los jockeys. Fidway cedió, pero Oh So Risky y Royal Gait continuaron su lucha hasta la meta, perseguidos por Ruling. Royal puso entonces en juego todo su viejo espíritu luchador, el mismo de cuando cinco años antes disputaba la victoria a Higinio en la recta de la Zarzuela y a Satco en la de Longchamp. Al llegar el poste estaba delante por medio cuerpo. “Simplemente resistió un poco más que nosotros en la cuesta arriba” dijo el jockey de Oh So Risky.

La sombra de la dramática descalificación de Ascot, cuatro años atrás, se extendió por Cheltenham cuando a poco de terminar la carrera se anunció una investigación de oficio sobre el incidente entre Royal Gait y Fidway. Pero el control filmado mostró claramente que fue Fidway el principal responsable de la ligera colisión al desplazarse el primero hacia la izquierda mientras su jinete perdía momentáneamente las riendas. Se ha comentado si influyó en los jueces la voluntad de compensar el distanciamiento de Ascot, pero creo que es algo descartable. Los responsables de Fidway no hicieron ninguna reclamación y al caballo le quedaba ya muy poco fuelle. Es muy dudoso que el incidente hubiese variado la posición en que llegó a la meta, cuarto a seis cuerpos de Royal Gait.

EPILOGO.- Aquí acaba esta serie, porque sería muy triste comentar la siguiente y última carrera de Royal Gait. Por si alguien no lo recuerda Royal murió con los estribos puestos en el hipódromo de Leopardstown el 30 de diciembre de 1992. Su historia fue gloriosa y extraordinaria hasta en su mismo final. Unicamente si logro "escanearlas" pasaré por el foro unas viejas fotos de su carrera en Cheltenham.