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UN DÍA DESPUÉS DEL SÁBADO
Autor Mensaje
Leonard Quercus
Registrado: 13 Dic 2006
MensajePublicado: Lun Sep 03, 2007 2:18 pm    Asunto: UN DÍA DESPUÉS DEL SÁBADO

Creo que nadie pensaba aquella tarde de Diciembre de 1996, después de la victoria de El Aleph con Jose Luis Martínez, que estaríamos tanto tiempo sin retornar a La Zarzuela. Al menos yo no lo pensaba.
Sí recuerdo que al ir a subir al autobús de ruta regular que nos dejaba en la Moncloa, y mirando hacia atrás, hacia la puerta verde, una ráfaga fugaz e inquietante, tanto a mí como a mis aledaños de los asientos del autobús, ya en los asientos, nos puso en la senda de los vaticinios:
"Para después de Navidad", dijo el optimista.
"Esto no se arregla antes del verano", opinaba otro.
"Pues yo creo que va a ir para largo, amigos", concluía el que habría de estar más acertado.
Hay una frase de Tim Robbins en la fabulosa película Cadena Perpetua, de Frank Darabont, que los guionistas (o sus traductores al español) escribieron así: "nunca pensé que la tormenta fuese a durar tantos años".
Para los aficionados al Turf en Madrid, o para mí, que no tenía -por joven o por tonto- aún independencia económica ni automovilística a finales de los noventa, la tormenta duró nueve años.
Nueve años de rumores, de incertidumbres, de noticias diseminadas en los medios de comunicación que no dejaban nada claro.
Nueve años buscando carreras de caballos en televisiones extranjeras para matar el gusanillo y hablando de carreras de caballos y de batallitas burreras con esa persona (la que me corresponde) que cada uno tenemos cerca y que conocemos del Hipódromo.
Y soñaba yo con ser de aquellos que, como leí no hará mucho en una entrevista que se le hizo al conspicuo Abraham García, y hablando él, Abraham, de Partipral, viajaban por el mundo al rebufo de sus équidos predilectos. O, extrapolándolo, como esos suertudos que pudieron ausentarse de sus quehaceres capitalinos para disfrutar el 28 de Febrero con la Mijas Cup.
En el 2004 la noticia parecía definitiva y firme: para el 3 de Abril de 2005 tendríamos Carreras en Madrid.
Creo que ya aquel día esplendoroso y prometedor del 2004 yo le quité el polvo a los prismáticos que mi madre me había regalado poco antes de la última de El Aleph, y creo que ya me imaginé que quizá volvería a ver a alguno de los viejos cuadrúpedos del 96 galopando en el verde de la pista que, según Cefe, era la mejor de Europa.
Como sabéis, el 3 de Abril de 2005 ni vosotros ni yo acudimos a La Zarzuela para ver carreras de caballos; pero lo que no sabéis es que el 23 de Octubre de ese 2005, el domingo de la reapertura, tras casi nueve años de dramática espera, yo tampoco pude acudir porque mi hija, que es la luz de mi vida, había nacido tres días antes. Y tampoco sabéis que la noche del 29 de Octubre me la pasé en vela con una crisis de ansiedad y que a las nueve y media de la mañana del día 30, después de que los guardias jurados que se ubican en la rotonda de entrada al recinto me preguntaran extrañados si yo era un particular o empleado de alguna empresa, estaba en los alrededores de la cancela verde para que nadie se me adelantase en el empeño de adquirir una localidad para la segunda jornada de la temporada de Otoño.
Estaba tan enardecido y alterado que a un sudamericano que quiso hablar conmigo de Turf y que seguirá pensando que soy un retraido cerebral de esos que llenan la bandeja de atrás de los coches de muñecos de peluche no dejé de soltarle réplicas incoherentes a sus disquisiciones bien cimentadas. Creo que, incluso, y de puro frenesí, le llegué a seguir su aseveración de que a pesar de una lluvia fina que caía no hacía frío con la respuesta mía alucinante de que en Laponia hace frío pero yo me río.
Luego entré en el Hipódromo.
Volviendo a Tim Robbins y a Cadena Perpetua parece que ahora no hay visos de una nueva tormenta, aunque sí es verdad que de lunes a sábado y bastante a menudo cae sobre mi rutina una lluvia fina y pertinaz.
Y es por eso que espero siempre a ese día después del sábado para que al pasar con mi abono por debajo de los arcos de la cancela verde me vuelva solemne a lucir el sol.
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