A Galopar & Turfinternet

Carlos Miguel · Registrado: 28 Abr 2008

Yo no era de Carudel. Era más de Román y, luego, de Ceferino. Decir esto pocas horas después de conocer una de las noticias que más me ha impactado en los últimos años (raros que somos los hípicos) no suena políticamente muy correcto pero es la verdad. Y siempre me ha gustado ir con ella por delante. Servidor, que gusta de navegar contra corriente, se revolvía en su asiento cada vez que veía abrirse al exterior de la pista a aquel jinete rubio con aquella chaquetilla amarilla y roja que siempre llevaba debajo un caballo ganador y que casi siempre terminaba cazando al que yo quería que ganara. Admiraba la calidad de lo que compraba y luego criaba la cuadra Rosales; admiraba la sangre fría, el sentido del paso y la capacidad de regular y medir en las llegadas de Claudio Carudel, pero me ponía de los nervios su abrumador dominio, su aburrida superioridad. Y quería que alguien les hiciera sombra, que le devolviera emoción al espectáculo para engrandecerlo. Pero nadie lo lograba.
Años después, recién acabada la carrera de Periodismo, empecé a trabajar en el programa Al Galope de TVE y pude conocer un poco más a fondo a aquel perfecto jockey respetado y admirado por todos. Como ganaba casi siempre tuve muchas oportunidades de tratarle y entrevistarle y siempre me encontraba con un hombre educado y respetuoso que quitaba importancia a su trabajo y se la daba a los caballos que montaba. Pero uno, por entonces joven y convencido de que el periodismo está para buscar noticias y explicaciones (¡qué tiempos!), tenía la insana costumbre de interrogar no solo a los que ganaban sino también a los que perdían. Y en esta segunda tarea, tan necesaria o más que la primera, me topé con un Claudio Carudel que muy pocos han conocido. Tuve algún encontronazo con él por intentar meterle el micrófono en caliente tras alguna amarga derrota y descubrí a un deportista que llevaba muy mal perder y que, por instantes, podía llegar a ser hasta antipático, aunque supongo que yo tuve mucha culpa de ello. Digo por instantes porque esa ebullición negativa duraba lo que tardaba en llegar la siguiente victoria (o sea, un suspiro) o una simple ducha apagafuegos. Después, llegaban las disculpas y volvía la cordialidad, la eterna sonrisa, la exquisita educación, la infinita paciencia. Ese “lado oscuro” que me tocó sufrir en un par de ocasiones debería haber incrementado el previo rechazo irracional que me provocaba su figura pero, muy al contrario, me la humanizó. Descubrí al hombre volcánico que se ocultaba bajo esa educada sonrisa y, sobre todo, descubrí al competidor nato que quiere ganar siempre y a toda costa. Porque, lejos de lo que pudiera parecer, Claudio Carudel tenía la sangre caliente, muy caliente, pero lo que le hacía grande era su capacidad para enfriarla durante los segundos que dura una carrera. Y en eso era un maestro.
Dejé de enfadarme con sus victorias y terminé alegrándome de ellas, cada vez más, y, sobre todo, en su etapa final, en la que suplía con experiencia y talento su falta de fuerzas para seguir robando la cartera a los más jóvenes. Siempre le admiré pero acabé queriéndole y reconociendo que era el mejor tanto cuando dormía las carreras en punta como, sobre todo, cuando era capaz de esperar lo que nadie esperaba para venir de finales a ganar por la mínima. Hoy la gente recuerda sus grandes gestas con grandes caballos pero yo, no me pregunten por qué porque no sabría explicarlo, guardo en mi cada vez más frágil memoria sus rectas finales con una yegua de calidad, La Pantera Rosa, que nunca habría sido lo que llegó a ser sin él en la montura.
Tras la reapertura del hipódromo me encontré con él unas cuantas veces y en todas ellas le faltó tiempo para venir a saludarme con esa elegante sonrisa que ahora, definitivamente, se ha apagado. Se va el mejor jockey que ha pisado La Zarzuela junto a Román Martín (no puedo traicionar a mi corazón), pero, sobre todo, se va el protagonista de una parte muy importante de mi vida, de mis recuerdos y de los de muchos aficionados que crecimos viéndole ganar una y otra vez (por mucho que a algunos nos doliera entonces).
Hoy muchas personas que no saben nada de carreras han venido a preguntarme por su muerte tras leer el periódico. Todos le conocían pese a no haber pisado un hipódromo en su vida. La propia relevancia de la noticia de su fallecimiento en medios que raramente han dedicado una línea o un segundo a los caballos demuestra que Claudio Carudel era la imagen viva de nuestro turf. Y seguirá siéndolo, aunque ya no esté.
Descansa en paz, Claudio, y perdóname. Por las preguntas inoportunas y por querer que los mejores no ganen siempre.

Affirmed · Registrado: 29 Nov 2006

Gracias, Carlos Miguel, por tu precioso post lleno de honradez, de ternura y de sentimiento. La verdad es que Claudio Carudel siempre tuvo que soportar esa "rabia" que a veces produce el simple hecho de ser el mejor. Yo mismo era más de Román y de Cefe que de Carudel... pero luego lo conocí mucho como persona y su calidad humana era tal, que me hizo "resetear" mi rebelde rechazo a su indiscutible dominio. Hoy en día no tengo dudas: Claudio Carudel fue el mejor jockey que ha pasado por nuestras pistas.
El decía con frecuencia que la meta estaba siempre en el mismo sitio y que eso no lo sabían los caballos, pero los jockeys sí. ¡Que razón tenía!
Para mí, Claudio Carudel será el resto de mi vida un verdadero icono de lo que debe ser un jockey y también lo recordaré como una de las personas más encantadoras de todas las que he conocido en este mundillo nuestro.

JESUS IGNACIO · Registrado: 29 Ago 2010

Que rabia,el jodido Carudel con ROYALTY batiendo a ZIGOR.
Maldita sea,Carudel con CASUALIDAD derrotando a EL CRICRI.
Merde!LEYLA(Carudel)le arrebara la gloria a ARAMEO en el Blasco.
Otra vez BARILOCHE,con Don Claudio,batiendo a COLORINES...
CANCUN(Carudel)se deshace de AMASSORRAIN.

Ecuacion

BUEN CABALLO(habitualmente de Rosales)+Cl Carudel=derrota de mis BRABANTS,y mosqueo supino del menda que esto escribe,cagandome en la familia del Rubio de Oro

Por eso,y como tan esclarecedoramente ha explicado Carlos Miguel,mi primigenia rabia se transformo primero en respeto,luego en admiracion y finalmente en luminiscencia:vaya crack se nos ha ido.

Almagro · Registrado: 29 Nov 2006

Maravilloso
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ERAS Y SERAS UN CAMPEON