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EL RETORNO DEL REY
Autor Mensaje
Leonard Quercus
Registrado: 13 Dic 2006
Publicado: Mar May 06, 2008 8:29 pm    Asunto: EL RETORNO DEL REY  

No es ningún secreto que siempre me ha gustado Umberto Eco. El título de uno de mis artículos es un homenaje a su primera novela, la que le dio fama internacional, y uno de mis personajes es personaje también de esa primera novela suya.
He recomendado la literatura de Umberto Eco a propios y extraños. Muchos de ellos, después de leer unas cuantas páginas de Eco, me dejaron de hablar.
La literatura de Umberto Eco puede resultar espesa. Yo me jacto de haber acuñado la teoría que afirma que Umberto Eco, erudito como él solo, se suelta más o menos al principio de sus narraciones veinte páginas recargadísimas de datos y excesivamente churriguerescas y opacas a la manera de filtro intelectual, como diciendo: "si quieres llegar a dónde yo estoy sufre, cochino iliterato; este es el precio del saber".
En El Péndulo de Foucault Umberto Eco riza el rizo; se pasa dos pueblos, vaya.
Santiago Bustos, barcelonista de ley -como Jazz- y diletante de la zona sur, es una de esas personas que ya no quieren cuentas conmigo tras recomendarle yo a él la lectura de esa novela, la lectura de El Péndulo.
Santi Bustos, delgadito como un jockey, llegó al extremo inverosímil, aunque él disfrazó la peripecia de accidente, de arrancar cuatro o cinco hojas de mi edición en rústica como señal de protesta; hojas que como todas las demás yo había ilustrado con glosas de académico y que el unió a la portada del libro con un clip pobre y guarrindongo.
En su obra A Paso de Cangrejo Umberto Eco recopila una serie de artículos y conferencias escritos entre los años 2000 y 2005. El parecer de Umberto Eco es que el milenio que estamos comenzando avanza A Paso de Cangrejo: hacia atrás.
Eco apunta que las nuevas tecnologías y los progresos democráticos que hacían prever un brillante porvenir se han tornado en conflictos y en frustraciones. Siempre bajo su punto de vista tras el fatídico once de Septiembre la humanidad ha entrado en regresión: vuelven los problemas territoriales, las "cruzadas", la añoranza por los totalitarismos y la xenofobia. Una visión no demasiado optimista de la película, en definitiva.
Jose Luis, nuestro güebmaster, nos ha participado estos días su decisión de abandonar el foro.
Él, que como dijo Chacal y dijo como siempre bien es el faro de este Acantilado de la Locura, ha optado por apagar la luz y dejarnos al vaivén de la marejada: no puede ser.
Jose Luis tiene una mano izquierda que ya la hubieran querido para sí Charles Chaplin o Julio César. Tiene una mano izquierda que ya la quisiera yo, que soy tan zurdo y tan cerrado como fueron Chaplin, Julio César, Kim Novak o Mark Twain.
Jose Luis ha salvado con su mano izquierda embestidas de cabestros y acometidas de toros bravos. Pasó por encima de las nubes de tormenta como los aviones mejores, sobrevivió al cambio de denominación y de dominio, marchó indulgente sobre las huestes extranjeras hostiles, evitó el maremoto spam que hundió hasta más nunca al Nautilus, nos guió con mano sabia por el Cabo de Buena Esperanza de los blogs publicitados y nos puso a salvo de los truchimanes que, con nocturnidad y alevosía, nos intentaban vender las píldoras del semental recalcitrante o tisanas maravillosas contra el descolgamiento perentorio.
Jose Luis, que atesora gentileza y sabiduría a partes iguales, a toneladas, sopesa cansado abandonar el timón del barco, dejar a su tripulación al albur de maremotos y a los que tanto lo apreciamos al capricho de las reses. Condenarnos a avanzar, como dice Umberto Eco, A Paso de Cangrejo: hacia atrás.
Casi todos los que una vez entramos en esta sala lo hicimos o lo debíamos haber hecho sin conocernos de mucho por el amor a los caballos y al mundo de los caballos. Y si es inevitable que entre parientes haya sacudidas virulentas es muy lógico también que entre personas que no se conocen de mucho se produzcan rencillas y enfrentamientos. Nuestra obligación, nuestro deber para con nosotros mismos y para con Jose Luis como güebmaster, es procurar remar todos en la misma dirección.
De esta forma, y si además y entre otras cosas somos capaces de llenar un minuto envidiable y certero de sesenta segundos que nos lleven al cielo, seremos hombres, hijos míos.
Yo creo que Jose Luis es el elemento indispensable para que tú no olvides quién eres y para que ella no olvide por qué está aquí, el antídoto perfecto para el olvido, que es la perdición del hombre. Y como creo que es Jose Luis nuestro Cid, nuestro norte, un magnífico catalizador y ese anfitrión óptimo que pasa desapercibido y cuida de que nada falte, yo, con vuestros permisos, me tomo la licencia de retomar el testigo de mi amigo Javier para volver a gritar desde la cuneta:
"Jose Luis: todos somos contingentes, pero tú eres necesario".
Creo que fue el domingo cuando trataba yo de encontrar a Jose Luis entre los miembros del foro para enviarle un mensaje privado.
Busqué primero por Jose Luis, güebmaster, pero no estaba en la lista. Luego, extrañado, me decidía yo por buscarlo como güebmaster a secas, pero tampoco obtuve recompensa alguna. Más tarde remitía yo alegre mi misiva al forero Jose Luis para, finalmente, al constatar que el que para mí es, ha sido y será siempre el güebmaster se hace pasar ahora por José Luis (anotado de esta guisa, con ese pedazo de tilde en la "e"), terminar llegando a la conclusión de que antes por estas lindes todo era más sencillo.
Antes, cuando el güebmaster nos encendía arriba de este Acantilado de la Locura la potente y luminosa luz de su faro sosegado.
Todos somos contingentes, Jose Luis, pero tú eres necesario. No permitas que avancemos de ahora en adelante a paso de cangrejo.
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NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS; SED TUO NOMINE DA GLORIAM
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