LORGOT
Registrado: 30 Nov 2006
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 Publicado: Mie May 07, 2008 11:27 am Asunto: MANOLITO EL VERBENAS |
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... el terror de las nenas
Hay un aficionado de los de toda la vida que me encuentro domingo sí, domingo también en el Hipódromo. Será un chaval de unos 40 años, gafillas y escaso cabello, que hace 30 años parecía un tipo de unos 40 años, gafillas y escaso cabello, que se maneja con algún impedimento en sus manos y que comenta a voz en grito, para quien quiera escucharle y para quien no, sus impresiones pre y post carrera… Y a mí me gusta mucho escucharle, porque habla con pasión, porque opina libremente, aunque casi nunca acierta, o al menos, ve las carreras desde otra óptica diferente a la mía.
Desde los años 80, sin conocer su nombre, ni su vocación, su procedencia o su trascendencia, le llamábamos Manolito… sin motivo alguno, la verdad; y como su tono de voz cuando trataba de asuntos hípicos resultaba elevado, le apodábamos ”el Verbenas”… sin acritud, desde el cariño, de verdad; de verdad que se hacía un tipo imprescindible, y se le echaba en falta cuando en pos de algún infausto motivo, no aparecía por el Hipódromo (las menos de las veces, la verdad sea dicha).
Me gusta mucho verle, me recuerda los heroicos tiempos de las tardes de los sábados lluviosos, cuando coincidíamos seis desgarbados que teníamos sitio para todo: para el paddock, para el bar de los calditos, para la taquilla de apuestas donde se colocaba una morenaza de verde luna que nos tenía a todos enamorados, y que en las tardes de soleados domingos mantenía la taquilla a reventar, como sucedía en los vomitorios del antiguo Bernabeu en noche de Copa de Campeones.
Manolito el domingo pasado disfrutó como un enano. Manolito es un amante del debate sobre jockeys; creo haberle escuchado que una monta del Tolo Gelabert B. aprendiz, sobre Cocoliso, la podía haber firmado el mismo Lester Piggot, o que el empuje del Román Martín de los 80 para sí lo quisiera Michael Kinane. Y siempre acompañaba sus comentarios con movimientos de su brazo afectadillo como si empuñara una fusta y golpeara armónicamente a sus cabalgaduras.
El domingo pasado, como si el tiempo se hubiera detenido, volví a ver a Manolito en el Hipódromo: unos 40 años, con gafillas y poco pelo, con su chaquetilla beige desvaído y su bracillo acomodado, explicando en lo que queda de pradera, a los que le escuchaban y a los que no, la tremenda monta del belga Soumillon en la segunda carrera al caballo King of Cry, y cuando terminó de explicar su postura, se arrebató en solitario desde la pradera hasta el paddock, tirando de las riendas del caballo, sacándolo del carril interior, cambiándose la fusta de mano, enderezando a su montura y golpeando por dos veces de manera enérgica, pero armónica, en la grupa, para irse a ganar en el poste de llegada; y ví a Manolito cómo seguía camino del paddock, volviendo a tirar de las riendas para afuera… Y dicen los que le vieron, que al acercarse a la camioneta para volver a Madrid, y saliendo del hipódromo, Manolito seguía fustigando enérgicos y armónicos, dos fustazos al viento.
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