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El Domingo en La Zarzuela
 
Autor Mensaje
LORGOT
Registrado: 30 Nov 2006
MensajePublicado: Vie Abr 04, 2008 12:34 am    Asunto: El Domingo en La Zarzuela  

No soporto a mi suegra; me supera, alborota mi normal status y altera mi ritmo neuronal. Antes era peor, antes si podía la zancadilleaba con disimulo y luego pedía disculpas amparándome en un descuido; pero ahora, con la edad, voy aprendiendo a tolerar la situación. No a ella… A la situación. Hago caso omiso a sus absurdos comentarios, contesto con gruñidos cuando me pregunta, pongo cara de atención cuando comparte sus vivencias, y mientras tanto, yo pensando en la Dubai Cup, y desde hace unos años he pedido permiso a mi señora para pasar de intervenir en la compra de su regalo de Reyes Magos. Tolero su presencia porque es de obligación… Y cada vez, he de reconocerlo, me cuesta menos trabajo soportarla… Me hago más sabio.

Me encantan las carreras de caballos. Me gustaba el espíritu reinante de cuando era chaval: la entrada de Tribuna con el polvo que te impregnaba los zapatos al cruzar el aparcamiento; la señora que tintaba sus carnosos labios en rojo chillón y sus ojos azules con añil pintura, y musitando, con vocecita callada y áspera, vendía “Chistes de amor, a cinco duros y cincuenta pesetas…”; me gustaba la pradera de Tribuna con sus bancos vestidos en blanco (muchas veces desconchados), los aseos fresquitos de los sótanos de Tribuna, el Pipero cesta en mano, con pipas revenidas, los gin-tonics de Fokkings en barras de piedra fresca… Me gustaba apostar en los sótanos, hacer pis en los servicios de la caverna y pasear y corretear en la verde pradera… Y me gustaban las carreras, como ahora me gustan: Mucho… a lot.

El domingo se abrió la temporada de Primavera Verano en La Zarzuela. El domingo nos encontramos muchos aficionados con enorme ilusión. Nos hemos reencontrado con gente que hacía tiempo no veía; he conocido a Davinia (mi Davinia), que además de ser muy mona (relevante), ha venido con sus 20 añitos desde Lugo solamente a ver las carreras; mi amigo Jordi también viene de Barcelona en próximas fechas sólo para disfrutar de las carreras… Bendita afición.

Al entrar al recinto, el aspecto era desolador; ésa es la verdad. Tribunas que apenas se perfilan tras una nube de andamios; recintos cerrados a cal y canto; baños provisionales, imposibilidad de acceso a las ¿provisionales? Tribunas,…

Pero prefiero esto a no tener nada; me pasa como con mi suegra: acepto pulpo como animal de compañía, con el fin de poder disfrutar de las carreras y de mis amigos y de la gente aficionada. Y analizo la situación, y sé que los Organismos Oficiales que regulan las obras obligan a presentar un marasmo de trámites administrativos; y que las resoluciones van lentas, y que obligan a los responsables de La Zarzuela a ir con pies de plomo y al paso que marcan las Autorizaciones administrativas. Y sé que los primeros interesados son los responsables de La Zarzuela, que quieren aún más que yo, que la torreta pase a ser un mal recuerdo, y que la meta se disponga definitivamente en su sitio, y que todos los aficionados podamos ver las carreras cómodos, con nuestra fresca copa en las manos y una señorita de finas formas a nuestra vera…

Aunque lo parezca, no soy del todo bobo; a mí me gusta ver las carreras en la tribuna, con una copa fresca en la mano y con una señorita de formas llamativas a mi vera; me gusta la comodidad y el placer, como a todo quisque; pero me gusta mucho más susto que muerte; prefiero ver las carreras como sea, a no verlas; estar en el hipódromo, a una comida con mi suegra…

Yo tendré paciencia; sé que el proyecto aprobado para La Zarzuela es muy bonito; que en un tiempo tendremos un Hipódromo p.m. (pura maravilla), que los que llevan la gestión son buenos aficionados, encabezados por Sr. Font, P. (que así aparecía en los programas de mano) y todo su equipo, y que este tiempo pasado que ahora vivimos no será mejor, pero será algo necesario para poder pasar con dignidad la travesía en el desierto en que se ha convertido el retorno a La Zarzuela, y tener lo que realmente anhelamos: el gran Hipódromo de La Zarzuela… y la huída de mi suegra al Japón.

Pdta. Atinado Editorial
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