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LOS PILARES DE LA TIERRA
 
Autor Mensaje
bandido
Registrado: 29 Nov 2006
MensajePublicado: Jue Abr 10, 2008 11:08 am    Asunto: LOS PILARES DE LA TIERRA  

LOS PILARES DE LA TIERRA


Recuerdo haber leído este libro tres veces desde que llegó a mis manos. La obra más importante del escritor Ken Follet ha superado los 18 millones de ejemplares en todo el mundo, por lo que creo que no es desconocida para gran parte del público español. Durante sus más de mil páginas, desgranaba lo que era la construcción de una catedral en el sur de Inglaterra en la edad media, en el tránsito del románico al gótico, relatando las vidas y avatares de una serie de personajes alrededor de dicho monumento. Amores, pasiones, venganzas y odios se describían en torno a la edificación de un templo que se tardó más de treinta años en llevar a cabo, desde el maestro Tom Tomson hasta el “arquitecto” Jack Jackson, que la culminó.

Me viene a la memoria el argumento de este libro en una lejana comparación, y salvando las distancias y los tiempos, con el caso del Hipódromo de La Zarzuela, sus obras de restauración y las críticas más o menos fundadas a sus gestores. Estamos casi todos de acuerdo en que las obras son muy lentas, que la torre de los comisarios entorpece la vista desde cualquier punto de las tribunas, que la meta actual merma la espectacularidad de la recta final de antaño, donde esos casi 80 metros que faltan favorecía mucho más a los caballos rematadores, y por tanto, al espectáculo en sí; que las gradas portátiles no son de recibo en unas instalaciones históricas o que los precios de las entradas y abonos están muchas veces fuera del alcance de los aficionados que quieran asistir acompañados de sus familias. También es cierto que se pueden detectar fallos en la publicidad de las jornadas hípicas, así como ciertas deficiencias en el departamento de comunicaciones. Todo ello son temas que deben ser subsanadados para tener un hipódromo de calidad y si no estar a la altura de los grandes europeos, sí asemejarse a los mismos.

Sin embargo, creo que a veces olvidamos los largos años de sequía de carreras en Madrid, los problemas que surgieron a la hora de sacar la explotación de nuevo y los impedimentos burocráticos de la basta legislación española, tanto a nivel Nacional, Autonómico y Municipal.

Como todos sabemos, el Hipódromo de la Zarzuela es un monumento perteneciente al Patrimonio Nacional, amparado en su legislación a efectos de conservación, protección y explotación. Y al igual que se emplearon años para la restauración de la fachada de la Catedral de Burgos, los mismos pasos deben hacerse para restaurar las tribunas de Torrroja. La maquinaria burocrática de este país es lenta y perezosa. Sólo para pedir una licencia de obra en nuestra casa al Ayuntamiento de turno, debemos presentar una serie de formularios, permisos, presupuestos y demás documentación que en ningún caso bajan de 30 o 40 días (salvo casos tipo Malaya). Sabemos que si no queremos ser sancionados por la Administración, debemos esperar al decreto de permiso de obras para poder comenzar nuestras reformas o construcción de nuestro nuevo hogar. Y hablamos de nuestro domicilio particular, que en la práctica totalidad de los casos, no tiene ningún tipo de protección.

Todo esto se eleva de una forma exponencial en el caso de las instalaciones de la Cuesta de las Perdices. Me consta, y de buena fuente, el enorme esfuerzo que se hizo para poder abrir de nuevo el hipódromo en la temporada de otoño de 2005. Planes de viabilidad, multitud de horas en reuniones con un tira y afloja para que al fin, una bonita mañana de septiembre, volviese de nuevo a abrir las instalaciones al público. Y no olvidemos que eran unas instalaciones que estuvieron en un estado de abandono total durante años, sin ningún tipo de mantenimiento ni conservación. También me consta que los primeros que quieren ver el hipódromo totalmente reformado y abierto, con todas las mejoras que están previstas, son los actuales gestores del hipódromo. A nadie le agrada tener su casa “patas arriba”, empantanada con pintores, fontaneros, alicatadores.... ¿Cuántas veces nos hemos metido en una obra de quince días y al final han sido tres meses, con la lógica desesperación de tu cónyuge que te culpa hasta del mal tiempo? No conozco ninguna obra que haya sido entregada en tiempo y forma sin dejar remates de última hora que no han sido capaces de ejecutar por la premura de una inauguración o por dicho plazo. Este caso lo veo igual. Cientos de formularios, decenas de permisos, multitud de inspecciones, firmas hasta del conserje o del chófer del Director General de turno, licencias parciales para ejecutar una parte sólo de lo solicitado, y por supuesto, diferentes puntos de vista de todas las Administraciones que afecta al recinto, con sus consabidas rencillas que pueda haber entre ellas.

Pero al mismo tiempo hay otro problema añadido, la viabilidad de la explotación a nivel económico. Pese a las subvenciones del Estado a través de sus diferentes departamentos o sociedades, el hipódromo debe mantener un cierto estatus económico para afrontar todo este tipo de mejoras y ser medianamente rentable o, en su defecto, procurar que su cuenta de resultados arroje el mínimo déficit posible. Muchos han expuesto ideas sobre cómo rentabilizar las apuestas, como el sacar la apuesta exterior, o conectar con otros hipódromos o centros hípicos tipo Hipodromoa. Y quiero creer que los actuales responsables lo tienen en estudio y promoverán ésta y otras actuaciones con el fin de sacar este mundillo adelante. Personalmente tengo mucha fe en la capacidad de Gregorio Máñez a la hora de dar una viabilidad económica a La Zarzuela. No en vano pertenece al Cuerpo Superior de Interventores y Auditores del Estado y un reconocido experto en Presupuestos y Gasto Público. Como mencioné anteriormente, los precios de las entradas han sido muy criticados, pero si queremos que esto vuelva a ser lo que fue, y tener unas instalaciones acordes con los tiempos en los que vivimos, debemos admitir ciertas medidas a todas luces impopulares, pero que posiblemente no hayan otras mejores hoy en día.

Estamos resurgiendo de unas cenizas que quedaron tras casi nueve años de abandono total y absoluto del turf en la Capital. La empresa es difícil, no sólo por volver a poner en marcha todo lo que rodea al hipódromo, caballos, cría, profesionales... si no también por restaurar un monumento con casi 70 años de historia y que como todo, precisa de una serie de actuaciones para evitar su deterioro. No tardaremos los más de treinta años que se construyó la catedral del libro mencionado, pero sí debemos tener un poco de paciencia a la hora de dar tiempo para la completa rehabilitación del Hipódromo de La Zarzuela. Y un día, cuando desaparezcan los andamios, y esté rehabilitado al cien por cien, sentiremos lo mismo que el protagonista de los Pilares de la Tierra cuando terminó su obra.
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